miércoles, 18 de marzo de 2015

Pizarra


Algo acaricia la ventana
Un meñique de la luna ha pulsado la estrella maestra
                               Se activan los automatismos
El cisne de la cerradura abre el horizonte
Un rayo de luz hace rodar al sol
     como un crío con una vara lo haría rodar
     hasta el buzón despierto entre los párpados

Rueda el día descalzo
Las yemas de sus pies son burbujas de champagne
   que bullen hacia la diana del cielo
   Nido naranja de bombas naranja
Saltan chispas de las copas de los árboles
   Y de los cristales ultravioletas de la ciudad

Los acetatos de la ventana forman
el libro de cristal que la luz va deshojando
                                              página
                                              a página

Los dedos del sol
                               pasan y repasan el paisaje
Palpan el engrudo de rocío
                               que adhiere los relieves
Comban la regla del horizonte  
                               para que las frutas del universo
                               se deslicen hacia el carril de la bolera

El índice UV de la mano izquierda
retira de los acetatos dos virus benignos:
        El asa de una taza sonríe con pintalabios de carta de ajuste
             Una mujer se ha bebido el arco iris
        Unas vacas pastan las pirenaicas aceras del Tour de Francia
             Pero a ningún ciclista le apetece el asfalto regaliz

Los dedos del sol pasan las diapositivas
   Se mojan las yemas en la resina de los faros
   cuando no guiñan el ojo a las nereidas

El índice UV de la luz derecha
se topa con un malintencionado virus:
        Como una hoja seca entre los acetatos
        Como la caligrafía de una imprenta no potable
        La flor martillo de los campanarios hace añicos las ventanas

Urgen los colirios
Silábicas esquirlas chisporrotean
Una gota de luz venció la rama
y se han desvelado todas las sombras

Turbantes fluorescentes emborronan el cielo
                                                    La aurora boreal
Los sombreros juegan a dar la sombra
                      incalculable de los ciegos

Ya las ventanas baten las alas
    desollándose las palmas de las nubes
El sol está en lo alto
                                            pero se puede ver tras él

El SOL se gangrena la vOcal tras tomar
una hostia alcantarillada de luz fecal

El asta de la luna ha pulsado la estrella maestra
                            Se activan los automatismos
   Las ventanas son ahora pizarras
       Pupilas de cegado pozo
       Discretos tapices de billar

Todo está por escribirse
   Bajo la pizarra
   una montaña de tiza está por ordenarse
       i  t
  t  z   t  a z
 a aat z  t  i  z
ti   z   a  ti iaa t  i  a  z i tza  itz a  i t z a i t z a   itza 

     La muerte ordena el significado de   p r e n a t a l   


Martín de la Torre


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