Semanalmente, además de los escritos que pueda subir al blog,
irán apareciendo los consejos que desde mi quiromántico escritorio
voy dando a lo largo y ancho de mis extravagantes andanzas.
voy dando a lo largo y ancho de mis extravagantes andanzas.
Un hombre sin oficio ni beneficio,
que se quería comer el mundo
pero que en verdad era pan perdido,
me preguntó el martes en Coria, pobretico,
por una tarea que aún no tuviera oficio,
que él, según dijo, la profesaría sin sacrificio.
Qué constructora incluye como superficie
los m2 reflejados en los espejos y azulejos.
Qué zapatería costea la investigación genética
para incorporarnos ciertos rasgos del ciempiés.
Qué cementerio dispone de nichos infinitamente
largos para el sueño eterno de sus clientes.
Qué lingüista ordena por fin alfabéticamente
los números: billón, catorce, cero…
Qué estomatólogo hurga en la cicatriz
cada vez que se falla un terremoto.
Qué cocinero lamina columnas jónicas
para el clásico revuelto de champiñones.
Qué novio promete a la novia
amor eterno con una sortija de pan.
Qué frutería vende las nueces
que los dentistas elaboran en los conventos.
Qué asilo ampara a los ancianos canosos
de ser albinos cuando se llenan los silos.
Qué repostero usa balines de sésamo
para las piezas de canela y almendra.
Qué soplador de vidrio vende el único
autorretrato cristalizado de un atardecer.
Qué leñador tala las niñas pelirrojas
que en octubre juegan a ser hayedo.
Qué fontanero vende PVC de elefante
a los monarcas que padecen la gota.
Qué psicólogo libera a los rayos solares
de su obsesión a ultranza por las violetas.
Qué cartero recoge las botellas vacías
de los mensajes que leyeron los delfines.
Qué peluquería vende el eneldo
para la salsa del salmón noruego.
Qué esquilador vende la nata a las hilanderas,
los balidos al lechero y la leche a los corderos.
Qué camarero lee los posos del café
de Richter para prevenir un terremoto.
Me pidió por escrito estos supuestos nichos de mercado,
y claro, yo, como quiromante, le desleí la mano.
y claro, yo, como quiromante, le desleí la mano.
(Cliente atendido en el mercadillo de Coria del río, Sevilla,
a media mañana, el pasado martes 16 de diciembre)
Martín de la Torre
Martín de la Torre
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