Te quiero como te puede querer un muerto
como el niño que se
sabe
el hombre más
anciano de la aldea
porque será el
siguiente en morir
Y porque los ciegos
lo agasajan
con ristras de
globos negros
La salvación es el relámpago
El parpadeo entre
un globo negro
y otro globo negro
y otro globo
negro
La claqueta previa a la mirada
que insufla el paisaje aerostático
sobre el que volamos a bordo del humo
la salvación es asesinar al paisajista
o en su lugar consumir el helio
que nos hace volar en sueños
s u e ñ o
s
s u e
ñ o sss hiii
i iii
Duermo
La realidad no existe
un regusto ovalado me recuerda
que un operario frota el interior de los ojos
con un sucio trapo ultravioleta
Más anciano que un muerto
puedo seguir
queriéndote
agarrado al acento de la atmósfera
O puedo explotar el
globo
y ser llanura
ilimitadamente blanca
o ser llanura ilimitadamente
negra
Desierto de harina ósea donde perdernos en nosotros
Como el lago
retrocedido a sus neveros
o el carbón rebobinado
a la pétrea virginidad
Porque es imposible olvidar el humo
Un
asfixiante dolor a soga
ondea daguerrotipos
en un esqueje
Finalizado el parpadeo
la guillotina alzó las pestañas
al
tiempo que volvía a insuflar los globos
Martín de la Torre
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