La
gripe me impidió montar mi pequeño consultorio quiromántico el pasado día 31 de
enero en el Mercado Romano de Córdoba. La víspera, remontando el Guadalquivir
desde Sevilla en mi pequeño bote había sufrido las inclemencias del tiempo y
el oleaje como nunca antes. A pesar de todo, un cliente que ansiaba ser
atendido por mi ciencia me hizo llegar a la pensión Cibeles un hermoso alfiler
con sus líneas de la mano delicadamente ovilladas. Este acto, aunque temerario,
ya que unas manos sin líneas son como embalses sin presas, como un relleno de ternera sin bridar, son, en definitiva, huellas desatadas hipersensibles al tacto. Este acto, como digo, muestra la urgencia
de esta persona por saber de su futuro y, más concretamente, de su situación
laboral. Procedí como de costumbre en estos casos, me enfundé el guante de látex
negro de quiromante y coloqué las líneas con sumo cuidado en los surcos destinados
a cada una de ellas. Lo que sigue es la copia de la carta dejada en la recepción
de la pensión cordobesa antes de mi regreso.
Qué
telar vende su género neutro
a
la flor hermafrodita de la cebolla.
Qué
luthier vende ataúdes de cuerda
y
laúdes propensos a desafinar aludes.
Qué
hipnotizador chasquea los dedos
a
las gárgolas aquejadas de cálculo renal.
Qué
chocolatero deslabona las cadenas
alimenticias
que adornan a los anoréxicos.
Qué
marinero notifica al pez espada estar
habitando
en un planeta Marllamado Tierra.
Qué
botánico siembra globos terráqueos
de
selva virgen para la campaña de la sandía.
Qué
bastonero vende los bastoncillos
que
los gritos usan ensordecidamente.
Qué
traumatólogo escayola el brazo de gitano
con el azúcar glas que le sobró al invierno.
con el azúcar glas que le sobró al invierno.
Qué
cetrero del Vaticano eleva al cielo
el
portafirmas de la última beatificación.
Qué
mariscador vende las estrellas fugaces
de
mar caídas desde la constelación de Piscis.
Qué
farmacia dispensa máscaras venecianas.
Qué
limpiabotas frota iluso las lámparas de pie.
Qué
herrero toma caldo de estaño con almejas.
Qué
peletero devuelve el paso a la cebra.
Qué
sastre cose leotardos a los alcornoques.
Qué
prestidigitador vende pliegues de origami.
Qué
estanquero malcría el fuego en la cerilla.
P.D. Siento muchísimo haber cometido la fatal imprudencia de confundir sus líneas de la mano con mi hilo dental. Perdóneme, se lo ruego. Un consejo, muéstrese viperino con el prójimo y le volverán a crecer.
Martín de la Torre
Martín de la Torre
Bravo Martin sublime. Realmente con el cerebro bien estrujado se llega al alumbramiento exitoso de otra obra maestra. He de decir que curiosamente resido en Córdoba y me ha sorprendido gratamente que la nombraras. Bonita casualidad. Gracias por complacer mi petición, gratamente satisfecha te seguiré en tus andanzas a traves de este blog.
ResponderEliminarAna C. T
Gracias por tus palabras, Ana. No sabía que residieras en Córdoba, pero no hay que subestimar mi cualidad de leer la mano también telepáticamente. Ahora en serio, sabía que vivías allí porque me fijé que sobre algunas teclas se identificaba una caricia, las huellas dactilares de tus dedos comienzan con las iniciales C-O. Una matrícula dactilar que solo podía pertenecer a Córdoba. Tengo que escribir algo para vuestro reto. Saludos.
EliminarSimulacro de un cosejo.
EliminarAl saber de su paso por mi Ciudad, de tan inestable y valeroso viaje, a la vez que insensato. Me dispuse a seguir, cual rayas de la mano, las rayas dejados por sus pies. Desde el puente de enorme luna llena y velas medio apagadas, en el mármol frio entre piedras amarillas ,más bien toscas que lisas, bajo la estatua de san Rafael. Allí anclada vi un bote pequeño o barca. Decido bajar al río, color café con leche, y seguir las huellas calzadas de un cuarenta y uno de pie. Pisando las marcas coloco mi treinta y ocho encima, tal vez así reciba ese don. Que entre por mis venas y llene mi alma de sabiduría. Las pisadas se perdieron hace rato y sin darme cuenta camino con los ojos abiertos pero soñando. El suave frescor del azahar de los naranjos , el ruido cercano de las campanas del campanario, el olor a cuero , a incienso y a pintura de cuadros. Me ha llevado hasta la placita del Potro. Hasta sus jazmines y geranios de balcones engalanados. Hasta la calzada vieja de callejas moriscas de la judería. Me siento junto a la fuente y a su chorrito fino de agua permanente. A espaldas del museo de julio Romero , frente a la tiendecita de subvenir , del ir y venir de gente. Y en la esquinita, en un rincón fresco , tejado de buganvilla fucsia, un alto y apuesto caballero, sostiene en sus manos , como un torero, la mano que revela cual pergamino detallado su profesión u oficio. Me acerco y lo veo
traspuesto con los ojos en blanco ,como idos. Susurrando al oído de una mujer de cabello rubio rojizo. Lo que en sus pequeñas manos hay escrito.
Mi presencia de fantasma cotilla, flota en el aire como un mosquito. Dispuesta estoy a escuchar sin revelar lo acontecido:
Que costurera teje cicatrices para dejar después tripas desnudas de lombrices.
Que peluquera riza pestañas en los ojos saltones de sapos y ranas.
Que pitonisa echa las cartas al buzón de correos de Alaska.
Que comadrona enhebra cordones- umbilicales para hacer gorros de lana a las madres.
Que trapecista salta sin red al mar donde flotan escamas de pez.
Que limpiadora barre suspiros en el retrete de Cupido.
Que dentista duerme dientes con el cascabel de la serpiente.
Que monja reza el rosario en las esquinas de los burdeles
Que florista dibuja abedules para hacer de madera ovalados ataúdes.
Que pescadera vende más fresco el chuletón de una sirena.
Que bailarina en tacón de aguja usa edredón con pluma de cisne.
Que pastelera prepara tartas con las manzanas de Adán y Eva.
Que poetisa recita poemas de marineros a las sirenas.
Tras volver a su cuerpo ausente y llenar el vacío blanco de sus ojos con un iris marrón moteado. Salí por pies corriendo , sin apoyar mi treinta y ocho esta vez en su cuarenta y uno de su zapato. Pues casi no tocaba el suelo, más bien estaba volando. Para no ser descubierta por aquel pensador de oficios por aquel vendedor de sueños.
PD: Con toda mi admiración , sin que le ofenda el atrevimiento mío ,pues sólo intento llegar a la suela de su intelecto, cuando apenas si toco su filo.
Ana C. T
Me inquieta la presencia de este fantasmilla cotilla escuchando mis revelaciones más íntimas. Si bien es cierto que atendí a una mujer en esa zona de Córdoba que tan primorosamente detallas, consulta ambulante de la que no publiqué nada, ya que los clientes de pago me exigen máxima discreción, no así las altruistas, que son las consultas que divulgo, guardando siempre el anonimato del cliente.
EliminarComo digo, si bien es cierto que atendí a aquella bella damisela, me tranquiliza saber que hay detalles en tu narración que no concuerdan. Por ejemplo, calzo un 44 y a no ser que en sueños haya subido un Ochomil y haya bajado sin los dedos por congelación o que las boinas nacaradas que usan mis dedos (vulgarmente llamadas uñas) con pie incluido, hayan encogido por haberlos lavado con el agua caliente con que lavo la ropa de colores cálidos, mi número es el 44. Quizá con doce años calzara el 41, pero desde hace tiempo mis pies son como el desembarco de Normandía, del 44.
Lo que más me inquieta es el ritual de huellas que te has atrevido a llevar a cabo, la profanación de mis huellas, qué sacrílega!!! No obstante, admiro tu sabiduría, tu ingenio y tu valentía. Lo ideal para transmitir las andanzas, según los más antiguos manuscritos y lo expresado en el Necronomicón, es unir físicamente, en posición horizontal y descalzadas, las plantas de unos pies de talla 44 con unos de talla 38. Así se intercambian las andanzas, los dones y las almas, a parte de poder jugar a la esgrima con los padrastros de las boinas nacaradas.
Con el pie calzado y sobre el rastro de mis huellas dejadas en el barro como tu has hecho, no sé no sé, aunque alguna transmisión de sabiduría habrá en ese acto cuando has podido metamorfosearte en mosquito, cual fantasma cotilla, transmutación que solo yo efectúo.
Además, me han encantado tus oficios imposibles. Me han causado mucha gracia y emoción, y me tranquiliza saber que no pudiste oír las que yo dije a aquella mujer porque estas son propiamente tuyas.
En otro orden de cosas, debido al aumento de clientela que disfruta mi consulta en cada feria, mercado o evento al que asisto, necesitaría a alguien como tú, con ilusiones renovadas. El jueves 19 de febrero voy a participar en el Mercado Medieval las Bodas de Isabel de Segura, en la ciudad de Teruel, si te parece nos vemos allí. Aunque, ahora que lo pienso, con mi nuevo zepelín puedo recogerte en Córdoba de camino a Teruel.
Mi nuevo dirigible es de fiar, lo compré en el Merlín y falté una semana al trabajo para poder inflarlo. Ondea ahí fuera en mi patio. Me costó la friolera de mil monedas de hielo. Así, el jueves a primera hora, junto al alba y de la mano del sol mi zepelín surcará Córdoba. Lo que temo es que, siendo tan comilones como son los zepelines, al mío le dé por pastar desde las alturas, las antenas y las antenas parabólicas, las libélulas y las paellas y acabe cayendo en llamas sobre la mezquita-catedral-sinagoga-templodeBuda-mezquita de Córdoba.
Al finalizar me invade una duda. Serías tú en realidad aquella mujer de cabello largo y ondulado, rubio rojizo, con la que hablé en la placita del Potro. Eso lo aclararía todo.
Córdoba, 17 de febrero
Eliminar(Instrucciones para un cartero novato:
si esta carta no llegara a tiempo consérvese en sitio fresco)
Me dirijo al hidalgo caballero de triste figura y magnos pies. Nada menos que un 44 , no es de extrañar que necesite, más que un jamelgo, un gran zepelín para acomodar dichas peanas. Ruego a su merced no tenga en cuenta mi fallo de medida, pues calculé erróneamente tomando como muestra un ciempiés. Mas mi premura era tal, que no pude por bien calcular la talla exacta de su planta. Como digo me urgía mucho encontrarle ,más en detalle precisé, siento el error cometido ¡por favor discúlpeme!
También fue torpeza no haber usado la carne desnuda de mis pies para pisar en el fango, pues Dios también hizo al hombre de barro. Ni los dejara caer sobre sus huellas para poder sentir su magia y su sabia por mis venas. Pero como ha de suponer la urgencia me nublo del todo la mollera. Eso sí, de algo debí impregnarme. Entre mis dedos descubrí un tallo delgadito de hojas verdes. Alguna semilla se coló por entre mis suelas con agujeros (noto sus raíces con cada paso nuevo)que llevo desde siempre para que no se asfixie el pie. No obstante no estuvo mal encaminado el entuerto , al fin y al cabo lo encontré.
Tal vez en otra ocasión me deje canicas de cristal, como Hansel y Gretel migas de pan.
Hacéis mal en suponer que hablasteis conmigo aquel día. Pues me confundís como el celo confunde al caracol, como el gusano a la pasta de dientes o la bufanda a la serpiente..
Como deseáis confirmar, tengo en mi pelo anillos más naranjas que amarillos y es finos como las algas del mar. Pero no era yo esa dama de la plaza del Potro, sino cualquier otra del lugar.
Agradezco su invitación y lamento no poder ir a Teruel , pues otro viaje me compromete .Ese mismo día caminaré entre olivares a las tierras de Jaén. Donde el zumo es de aceite y los besos son de miel.
Voy de mochilera en zapatillas de esparto y plantillas de ballena.
Llegaré hasta el cerro de Jabalcuz , como cabra que tira al monte, al Castillo de Santa Catalina .Hasta su ermita donde se celebrará el bautizo de Leonor de Castilla (hija del rey Fernando IV y de la reina Constanza de Portugal)
Como anticipo os revelo que el entierro del rey Alfonso será en Córdoba la Llana .En la iglesia de San Hipólito, pues soy mitad nigromante por parte de padre y mitad hechicera de madre soltera.
Claro que también, todo sea dicho ,porque allí esta su cripta o nicho. Reservado desde hace tiempo, por la gracia de su majestad, que así lo ha dispuesto.
Se abren las tumbas, se desgarra el velo
y a impulsos de amor, grande y fecundo,
parece estar la cruz, signo de duelo,
(Antonio Almendros Aguilar)
Emprenderé mi viaje tras acabar esta carta, que le haré llegar con halcón mensajero. Ya que mi paloma me ha puesto denuncia por pluriempleo.
Haré un doblez al final del papel , donde dejaré una pestaña. En ella va escrito lo que anoche soñé. Tal vez no la vea , es más albina que blanca y más delgada que un alfiler.
Ojalá pudiera ir en su dirigible o a lomos de un dragón con asma. Acomodada entre las escamas calentitas de sus ascuas.
Iré como peregrina al camino de Santiago, andando. Aún no sé el itinerario ni la dirección marcada. Tal vez nos crucemos bajo el ancho cielo o en alguna montaña nevada.
Y a su modo de transporte déjeme que le dedique este fragmento del ilustre don Quijote:
“Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”
PD: Lleve en mi nombre, nardos negros con hebras de vainilla y tallos de terciopelo. Déjelos en la lápida de los amantes que duermen en el cementerio.
Ana C.T
Disculpas aceptadas, solo si ahora no te mofas de la magnitud de mis peanas que según tú, usan zepelines en lugar de calcetines con gota. Ocurre que en el año 2015 del siglo XVII el número 41 es denigrante. Incluso pueden condenarte a la orca, a ser alimento de cetáceo, si se te relaciona con ese número. Por la física cuántico-alquimista los cabalistas han resuelto que el innombrable número es maligno, gafe. Como para vosotros ver un coche fúnebre de color amarillo trece, conducido por un tuerto con una esvástica tatuada en la calva, pasando bajo una escalera sobre la que cruza un gato negro tuberculoso.
EliminarAcabo de llegar de Teruel, un poco cansado eso sí. No estoy ya para tantos trotes, Ana. Para el siguiente viaje no usaré el zepelín. Es muy pejiguera, siempre tiene frío, hambre y miedo de los lobos y de la noche. Mejor subiré a la azotea de la Torre de Babel y me agarraré al meridiano abandonado de Greenwich y, cual gimnasta en la barra fija, inmune a la rotación, dejaré caminar a la tierra bajo mis pies y me soltaré solo cuando alcance la vertical de mi destino.
He enfrentado unos espejos delante del monitor para leer y releer (cuatro ojos ven más que dos) tu extraordinario viaje al año 1307 (1+3+0+7=talla38), al bautizo de Leonor de Castilla, en Jaén. Te imagino de mochilera con un chándal del decathlon, zapatillas de esparto y una gorra de Naranjito del 82 y no puedo más que sorprenderme ante tu inmenso dominio de los simuladores cuánticos, las leyes fundamentales de la física y los viajes astrales que posibilitan ese tipo de intervenciones temporales. Yo nunca viajé más allá de 1492, siempre temí el tsunami que supondría la irrupción de todo un nuevo continente.
Serían las 6 de la mañana cuando sobrevolando tu ciudad y no viéndote sobre el tejado más alto de ninguna nube decidí confirmar tu ausencia. A lomos de mi neurona más veloz subí a la Luna, quería mirar con más detalle a través de su lupa. Así, hice cola en las taquillas de un rayo lunar que funcionaba como ascensor, allí me crucé con el cartero que entrega las cartas de suicidio de los últimos lunáticos, con un representante de cementos Portland y con unas palomas solicitantes de asilo político, representadas por el sindicato de correos y telégrafos, por Cetreros del Vaticano Unidos y por Paloma G. Borrero.
Continúa abajo…
Continuación
EliminarLlegó mi turno y no vi a través del telescopio lunar, en el suelo de ninguna nube, arcillosas pisadas del 38. Entonces regresé al zepelín sobre mi neurona más veloz (el tacógrafo marcaba la velocidad de la luz led de los meteoros que confunden a los faros con luciérnagas y se terminan apareando con los incendios forestales) y en el trepidante descenso algo me entró en el ojo. Tu pestaña. En una esquina del horizonte, en una doblez de la estratosfera, tu preciosa pestaña en la esquina de la oscura hoja de papel de centeno que engrosa este diario gaceta denominado blog.
Me saqué la pestaña del lagrimal y supe que era tuya porque era capicúa como tu nombre y porque viajaba sobre la letra n. Cogí el microbisturí salido del huevo kinder que le robé a David el gnomo durante el rodaje de unos de los capítulos de la serie y me dispuse a estudiar y analizar la pestaña desde todas las perspectivas posibles. No sé si eres consciente de lo que un alquimista quiromante puede hacer con una pestaña, regalo que te agradezco de corazón, pero, quieras o no quieras, dispongo de material suficiente para encontrarme contigo.
Tengo una reliquia y una ubicación. Solo necesito extender mi línea de la vida, kilómetro y medio de línea, por el pasillo de mi casa y recorrerlo, con precisión de cronómetro de arena, hasta el día y la hora exacta del bautizo de la Infanta Leonor. Allí te reconoceré por la pestaña, que me cuenta que tienes bonitos cabellos con rizos de oro como anillas de calamar a la romana, como churros madrileños, como aritos de cebolla caramelizada, como las olas que golpean las orillas del sol y caen en rizos de campana, despertadores del azahar de los naranjos. Una pestaña no deja de ser un tesoro, como el párpado de una bella vidriera. Solo te pido una segunda pestaña, esta vez de tu párpado derecho para poder volar hasta la fecha en cuestión.
PD: No encontré nardos negros, pero a unos nardos blancos enfundé unos leotardos de terciopelo color vainilla. Una pierna para cada enamorado turolense. Por cierto, el revelado de tu pestaña me llevara un tiempo, ya te contaré todo lo que he visto a través de ella. Primero tengo que hacerme con líquidos y cubetas para revelarla.
Me alegro de recibir noticias suyas en esta hora tan temprana (pues las esperaba más bien al atardecer o al acabarse el día) He pospuesto mi hora del almuerzo hasta las tres, para poder leer y releer tan esperado escrito. Me alegra sobremanera que aceptéis mis disculpas. Pero sigo lamentando el error al calcular su número de pie. Ya que pudiera haber tenido tan lamentable repercusión. Tenía conocimiento del respeto y miedo por el número 4 (tetrafobia), en China Japón y Corea. Ya que su sonido se pronuncia igual al de la palabra muerte. Y con él el 42(prepararse para morir) y el 43(parto muerto), todos ellos de muy mal augurio. Pero nada sabía del 41. No obstante no hay que preocuparse, gracias al cielo, pues la medida de su pie no es de mal agüero. A no ser que por casualidad, como el Dios Panagiotis Synodinos, o la estatua de la libertad, tenga pie griego. Donde el segundo metatarso es más largo que el primero. Entonces, no quisiera asustarle, pero sería sin más remedio gafe (tanto como barrer la casa por la noche con un solo zapato, como cortarse las uñas y el pelo un martes o un sábado, como silbar en un sitio cerrado comiendo cascara de pomelo, como derramar la sal en el suelo). Prepararé, por si acaso, una corona cerebral de hojas y ramas de avellano, colocada en mi cabeza para ahuyentar al mal fario. Que suba de mi espina dorsal a mi glándula pituitaria y de ahí a mi subconsciente tridimensional.
ResponderEliminarTambién lamento no habernos podido encontrar en Teruel. Ni siquiera respirar un soplo de aire a la misma vez, ni cruzar una mirada flotando en el viento suspendida en una décima de segundo, ni dejar una nota de despedida en los posos de una taza de té. Ha de saber vuestra merced, que
a las seis de la mañana justamente miraba al cielo y sólo vi a unas estrellas dibujando un sombrero. Un poco más arriba vi la constelación de Orión y Homero. Pero ni rastro de su ballena azul aerodinámica. Tal vez fuera demasiado lenta, a causa de sus gases por indigesta. Pues sospecho sea la misma que se tragó a Geppetto y Pinocho. Aún así, cuando llegué al Castillo subí a su torre del homenaje. Allí comprobé que había perdido mi catalejo (regalo del capitán Garfio) así que fabriqué unos prismáticos con dos grilletes oxidados y dos lentes de la escarcha de un aljibe cercano. Con ellos le buscaba (calculando la distancia en milla náutica) pensé que se habría subido a la Torre de San Martin de la Plaza de Pérez Pardo. Por pura casualidad o por haberlo leído en mis labios.
. Intenté hacer señales de humo, pero me detuvo un lince centinela en peligro de extinción. Pensé en mandarle una nota en una bola de mantequilla con la “Y” griega de un tirachinas. Pero las ideas que lentamente venían, con premura desaparecían.
ResponderEliminarAl cabo de un rato dejé de mirar y me dispuse a acicalarme, para la ocasión. Cogí mi mejor traje y saqué de mi equipaje los enseres de mi oficio y afición. Por el cual sea dicho, fui requerida a tan noble acontecimiento. Después hice el clásico ritual, que ejerzo siempre, antes de empezar.
Tal vez, en el futuro, haya alguna ocasión para un encuentro. Quizá en la Feria de Artesanía (del 13 al 15 de marzo) de Baeza o en el Mercado de Primavera ( en la misma fecha) en la villa de Mengibar. O quizás sólo coincidamos en sueños o en otro siglo u otro universo.
Yo llevaré mi melena suelta con cintas verdes en el pelo, e iré a lomos de un unicornio blanco o de un tikbalang negro.
Accediendo a su petición, le hago entrega de una pestaña de mi parpado superior izquierdo (escogí de las cien la que hace 44, en homenaje a su número de zapato) La mando en barquito de papel hecho con un sello de correos. Viaja en su bodeguita junto a una minúscula probeta, que contiene además el perfume de mi ceja. El barquito navega a buen rumbo en una mini pecera con tinta de calamar. Que he lanzado con fuerza en un dorado boomerang. Espero lleguen pronto y en buen estado. Sin que el oleaje experimentado por tan insignificante nave, acabe en triste naufragio.
PD: He de confesar que me emocionan sensiblemente sus cartas, tanto que sin darme cuenta al terminar de leer esta, las lágrimas se me saltaron.
Perdón por el error la pestaña escribi que es del parpado izquierdo cuando en realidad y como me pide es del derecho.
ResponderEliminarAsí los chinos tienen como mucho la talla 39, solo sus sombras chinescas tienen la talla grande de un ciprés alargando la muerte. Bueno, ahora que lo dices, me estoy mirando el reverso de los dedos de los pies, donde la etiqueta con la talla, el porcentaje de cotton y el simbolito de "lavar a mano a menos de 40ºC" y mi segundo dedo es más grande, un 46, pero vamos, supongo que la media de los cuatro pesuños de mi pezuña resulta 44, porque mi meñique calza un insignificante 38…..quiero decir, comparado con el 444 de la estatua de la libertad.
ResponderEliminarLo que tu verías, Ana, antes de partir hacia Jaén, serían las estrellas de mar que dibujan la constelación de Piscis, que se parece mucho al pico de los sombreros de las brujas, compruébalo. Pero ni por allí ni por la de Orión volaba mi ballena azul aerodinámica, con lo que teme a las brujas y a la espada del cazador Orión. Es tan miedoso mi dirigible que cual camaleón, cambia de color y, prácticamente, se convierte en nube para no llamar la atención. Pero es que hasta las nubes, tan inocentonas, cuando ven mi zepelín forman ejércitos de cirros, que son nubes con cimitarras, y lo atacan con las afiladas espadas hasta desgarrarle el escamoso disfraz.
Bueno, tengo que contarte una anécdota muy graciosa que me ocurrió en Teruel con el susodicho artefacto volador y que al final acabó bien, ya que me concedieron el título de hijo adoptivo de la ciudad de Málaga. Durante la jornada en Teruel, convencí al alcalde de mi descendencia directa con el santo San Martín y me dejó dormir, la víspera de mi regreso, en la mismísima Torre de San Martín, auténtico cénit del arte mudéjar, desde la cual me resultó imposible leer tus labios ya que los terribles píos-píos de la miopía me están acortando la vista. Pues bien, como decía, dormía yo tan a gusto en la cámara más alta de la torre, pensando que mi zepelín soñaba a mi lado, anudado a unos de los arcos de la torre, con submarinos y satélites aerostáticos multicolores, levitando tranquilamente sobre la ciudad, cuando aterido, tuve que arroparme porque sentí que moría de frío.
Resultó que el cobarde, con los primeros ki-ki-ri-kis de la mañana salió bufando y se llevó media torre. Decapitó con el tremendo arrebato el mudéjar turolense y yo pernoctando dentro de las cuencas de los ojos sangrantes del mudéjar no sabía cómo domar la furia del tan exagerado hipopótamo aeroespacial. Pues bien, hacia el sur me llevo mi salvaje dirigible hasta que se topó con el mar. Era la primera vez que veía el mar, así que decidió sentarse sobre la ciudad de Málaga. Y desde el otro día, la catedral de Málaga no está manca, está mudéjar. Y es cénit del arte frankenstiniano mudejo-renacentista. A mí me nombraron hijo adoptivo de Málaga. Desde entonces soy Martín de la Torre de San Martín y vivo amenazado por un señor turolense con cara de sepulturero que me quiere matar.
Continúa....
Continuación...
ResponderEliminarOye!!!! Vaya chichón me ha hecho tu boomerang dorado. Otra vez, en lugar de en oro lo bañas en besos, que además contienen un elemento químico mucho más valioso. Y otra cosa, Espero que lo tuvieras asegurado contra daños a terceros porque ha pinchado mi dirigible por dos sitios, lo ha dejado en un estado lamentable y no está en garantía. Por el mal uso que he hecho de él, L. Merlín no me devuelve el dinero. Espero que me mandes las mil monedas de hielo que me costó antes del verano, que en mi tiempo no existe el congelador hiperinflactor. De todas formas, creo que me hiciste un favor destrozando el dirigible con el boomerang, nunca supe donde meterlo desde que lo quité de su soporte en la cómoda provenzal de mi dormitorio.
Debes confiar en la telepatía a la hora de lanzar el boomerang, además estos vencejos de raza ovni tienen muy mala leche y si los lanzas con fuerza más todavía. Yo tengo cuatro boomerang en una jaula y no me atrevo ni a darles de comer. Menos mal que solo comen ecos, no productos ecológicos, que estaría bien, sino repetición de sonidos. Para ello tengo una mesa de billar debajo de la jaula que produce los ecos de las bolas golpeándose las rodillas como planetas ampliando el universo a la altura de las rótulas-meridiano.
Otra vez, como te digo, Ana, confía en la telepatía, en nuestra sensibilidad, póntelo en el helipuerto o palma de tu mano y desde una ventana a cierta altura sopla, suavemente, con los versos de los labios una melodía aeronaútica, ej: voyage voyage de Desireless.. Así esta ave rapaz, con personalidad de yo-yo, de una caricia me despertará y para cuando el tesoro de su bodega caiga entre mi línea de la vida y la de la cabeza, tu boomerang estará de regreso en tu caja de herramientas, entre la escuadras y las bisagras, que son sus parientes ornitológicos más cercanos.
Ciertamente, lo que transportaba el boomerang era todo un tesoro y, cual Matrioska, me llegó dentro de otro tesoro y otro tesoro. Sabía de vuestra minuciosidad orfebre, pero esa orfebrería papirofléxica, increíble, qué detalle, ni el mismo dios tallándole a los glóbulos rojos un pin con la hoz y el martillo y a los blancos el capirote del ku klux klan. Qué minuciosidad, ni el mismo alfarero Tito de Úbeda, a quien conocí en la escuela de artesanos de Gelves, alcanza ese primor tuyo en sus figuritas del Quijote.
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ResponderEliminarMuchas gracias por la segunda pestaña, con ella podré practicar contigo la telepatía, aunque tú, como yo, y todos los alquimistas, sabemos la fórmula de la telepatía, tenemos tanta materia botánico-cuántica en la cabeza que a veces se nos pueden olvidar algunas cosas. Te recuerdo la receta para practicar la telepatía a partir de cuatro pestañas: Disponer en un tarrito de cristal (tamaño tarro de perfume) un algodón empapado en alcohol. Abrir un hueco en su centro. En esa concavidad introducir dos pestañas de cada uno de los telepatizantes, un papelito con todas las letras del abecedario en pastas de trigo y, por último, varias semillas de humildes margaritas blancas.
Llevar este tarrito abierto a una habitación donde el sol lance sus rayos al menos dos o tres horas al día y que disponga de una persiana compacta (esas con filas de ranuritas como una autopista de 20 carriles con líneas discontinuas por donde entra la luz). Una vez situada, verter una cucharadita de agua, ese será el único riego en toda la vida de la planta, porque la mantendremos tan solo con mirarla con cariño cinco minutos a la semana. Cuando queramos mantener una conversación telepática, deberemos abrir la ventana y los insectos transparentes de la empatía escribirán sobre las hojas de las margaritas, libros y libros hasta completar una gran biblioteca de sensaciones.
Antes de meter tus pestañas en el tarrito, corté un milímetro de su cabello y me las dispuse a modo de alas con las que viajar a 1.307. Llegué al lugar a la hora exacta y te llamé por tu nombre pero, o bien entonces tenías otro nombre, o tan metida estabas en tu quehacer nobiliario y tu ritual, para mí totalmente desconocido, que no me oíste. Te vi solo de lejos, llevabas una cazadora color cúrcuma pálido, una falda-malla oscura que no pude concretar y unas botas bajas de piel, compradas en alguna zapatería de José Cruz Conde, del 38.
Por último, agradecerte la probeta con el perfume de la ceja. Estoy muy intrigado con determinar su aroma, tiene recuerdos de tomillo, tonos de orégano y un brillo de Montilla Moriles. Pero también matices de eneldo, planta oriunda del Mediterráneo oriental. No sé, tendré que releer el manuscrito Voynich y los manuscritos apócrifos del Mar Muerto que aún están por encontrarse en las grutas de Guadix y Baza para definir su aroma y poder crear un perfume perfecto. Bueno Ana, desde mi casa de campo de Córdoba que aparece en las fotos 43 y 51 sigo intentando revelar el sueño de tu primera pestaña. Ya te contaré.
Acababa de llegar a casa y lo primero que hice fue encender y buscar en mi portátil las páginas de fondo negro y memoria infinita de su papiro-blog. Y allí estaban las pequeñas letras blancas esperándome para ser leídas y devoradas, ansiosa como estaba por recibir nuevas noticias.
ResponderEliminarMe dispongo a responder sin saber muy bien cómo debo dirigirme a usted. Ya que ahora ostenta tan honorable titulo, nada menos, que hijo adoptivo de la ciudad de Málaga ¡Qué gran honor! Aunque creo que en la ciudad de Teruel habrá un alcalde que no estará tan satisfecho con su paso por allí. Y querrá algún día tener la oportunidad de concederle a título póstumo la entrega de las llaves, no de Teruel, sino del mismísimo tártaro. No obstante y a pesar de algún que otro inconveniente no sabe como envidio sus aventuras, pues parece ser, señor mío, ha tenido muchas a lo largo de su vida.
Una vez más ruego disculpe mis constantes meteduras de pata. Y créame si le digo que estoy muy consternada y afligida. Lamento haber lanzado con tan mala(o buena puntería según se mire) mi dorado y adorable boomerang. Causando dañados irreparables a su, para mí, queridísimo zepelín. Pues ya le había cogido gran cariño, aunque fuera un ansioso glotón, muy miedoso y torpe. Cualidades adorables que me hacen sospechar, que tras ese enorme cuerpazo, se escondía un gran corazón. Tal vez hubiera sido más sensato haber lanzado la minúscula probeta desde un mini cañonazo del barco-sello papiroflexiano. Tenga la bondad de perdóname también por el porcino de su cabeza. Daño que nunca me perdonaría si por mi causa hubiera trastornado, mezclado o agitado su prodigioso cerebro. Obstruyendo la división de sus hemisferios, destruyendo neuronas o la estructura del cerebelo. Atrocidad que me privaría de poder leer las prodigiosas historias que tan deliciosamente salen de él.
Yo que me consideraba una persona prevenida, pero no tengo asegurado mi bastón arrojadizo. Lo adquirí de segunda mano hace un par de años. La verdad es que fue un capricho, pues me quedé prendada de él nada más verlo, en la exposición de trigonometría aerodinámica espacial de triángulos rectángulos y escuadras. Nunca hasta ahora me había fallado, es muy eficaz, leal, nada exigente y requiere pocos cuidados. Sólo come pizza y duerme como un murciélago colgado boca abajo en una percha de mi armario. Es especialmente callado y tímido. Y anda locamente enamorado de un triángulo reflectante hembra, que llevo en el maletero de mi Sunbeam-Talbot Alpine azul metalizado (igual que el que conducía Grace Kelly, en “Atrapa a un ladrón”) En estos momentos, no dispongo de tal cantidad para sufragar los gastos ocasionados. Ojalá no hubiera lanzado con tanta fuerza el dichoso boomerang. Me siento como la extravagante pelirroja Pippilotta Langstrump (Pipi Calzas-largas) lanzándolo con tanta fuerza. Aunque tal vez y permítame disculparme, todo se debiera al cambio tan repentino de dirección, rumbo a su casa de campo en Córdoba, en vez de a Sevilla como pensé en un principio. Por lo tanto y según el efecto de la fuerza de Casimir, sobraban unos cuantos grados sexagesimales al cálculo que hice para tal distancia. De ahí los daños causados. Tal vez cuando regrese mi boomerang pueda saber dónde encontrar su casa. No sé si estará por la subida del Santuario a las Ermitas o estará pasando las ruinas de Medina-Azahara, o en el Valle de los Pedroches rodeada de encinas cargadas de bellotas. Si será muy grande o tal vez pequeñita( pues es las fotos apenas si se aprecia) y hasta puede que se asemeje a Villa kunterbunt, con color pistacho y tejado verde inclinado.De todas formas, me siento responsable y asumo mi culpa. Por lo que le haré llegar en breve parte del pago. No dispongo tampoco de monedas de hielo, por lo tanto le pagaré, si no le importa, con ochocientos botones de nácar. Y más tarde le hare entrega del resto de mi deuda con 500 lágrimas de cocodrilo. Que al cambio, hacen un total de mil monedas de hielo.
ResponderEliminarComo me sugiere comprobé la constelación de piscis y en su forma picuda también descubrí un curioso detalle. Mi signo es Aries (nací en marzo) y en la forma picuda de Orión las estrellas aparecen como dos trozos de cuerda unidos por un punto ubicado entre Acuario al oeste y Aries hacia el este. Casualmente mi horóscopo formaba parte de Orión aquella noche. Para mí un dato curioso que gratamente me sorprendió. Creo firmemente en las casualidades .Por casualidad un día apareció su nombre (Martín ) y este me llevó hasta un lugar(El esqueje negro) donde descubrí unas historias increíbles y maravillosas narradas con gran imaginación y estilo. Y de las que hoy, casualmente, formo parte. Teniendo además el gran privilegio de poder aprender del maestro. Y todo ello por una maravillosa casualidad.
ResponderEliminarEs cierto que el día de la celebración bautismal de la pequeña princesa, estuve dando un paseo por la sierra que rodea a tan majestuoso Castillo. Entre los árboles me pareció escuchar mi nombre. Más tarde descubrí que se trataba de un estornino que repetía capicúamente un sonido parecido a mi nombre, una y otra vez, como el la- la -la de Masiel. Aunque ahora que lo pienso, aquel ave debió escuchárselo a alguien para poder repetirlo luego. Parece que el Dios Momo, este jugando con nosotros.
Le estoy muy agradecida por recordarme el método telepático y las reglas a seguir, pues la verdad soy bastante novata en esto y apenas tengo experiencia. Me gustaría intentarlo por lo que suplico tenga también a bien hacerme llegar mediante algún artilugio o gravitación newtoniana sus pestañas de ambos parpados, y poder llevar a cabo el protocolo telepático.
Por último, si le sirve de ayuda y en pago de mis continuos errores me gustaría poder ayudarle a descifrar los ingredientes del perfume. Detallándole algunos lugares por los que mi ceja anduvo. Estuvo absorbiendo olores en la cocina de mi madre mientras hacía rosquillos de azúcar, nubes de clara de huevo con canela y rodajas de naranja con anís. Estuvo en el huerto del abuelo Sebastián entre habas, lechugas, tomates, pimientos y rábanos rosados. Fue acariciada por las manos de un obrero de fábrica (de papel y cartón) con olor a tabaco fortuna. Fue calentada con leña de pata de oliva en brasero de picón. Lavada con jabón casero e infusión de camomila. Mojada en el agua helada del pozo de la abuela Ana María. Quemada por el sol de la campiña. Besada por el viento y por el polvo del caminito viejo. Se manchó de barro jugando en el descampado y de sudor las tardes de verano. Y se llenó de merengue y chocolate casero en los cumpleaños.
Te puedes dirigir a mí con total naturalidad, claro, al ser hijo adoptivo de Málaga, ya no me puedes llamar el Capullo de Jerez, Curro de Utrera, Yeye de Cádiz, el Niño de la Puebla, el Tenazas de Morón, el Tuerto de Graná, el Gitanito de Santaella, etc, (he mirado y buscado a través de las gafas de gOOgle porque no estoy muy puesto en cantaores). Pero puedes llamarme el Niño de Málaga o el Boquerón de las quiromancias.
ResponderEliminarEl zepelín ya no tiene solución, además, se está poniendo más gordo desde que hace vida sedentaria y está enamorado de un submarino hembra, el SSN-774. No hace más que ver el documental del canal Historia donde aparece. Le gustan sus curvas. No sé si tú le ves futuro a esta parejita.
No te preocupes por mi coctelera cerebral, tengo el cráneo de fibra de vidrio y bajo ese casco ciclista mis veinte neuronas duermen dentro de una bombilla de 20 W. Solo escucharon un eco, y el eco me lleva a recordar a tu adorable boomerang, que es tan bueno y tan pizzero. Será adorable contigo porque conmigo fue una adorable pedrada. Quizá regrese a tus manos con alguna pestaña ensangrentada entre sus colmillos de murciélago perchero. Pero como puede ser que la escupa de regreso cual raspa de pez ocular, he decidido hacer un sorteo para ver cómo, quién o qué, te lleva mis dos pestañas.
Para mí supone todo un despliegue logístico la celebración de este sorteo, pues tengo tantos objetos, tantos souvenires, menajes, cuberterías, dispositivos eléctricos y manuales, todos ellos animados y bien despabilados y pizpiretas. Todos ellos dispuestos a llevar el encargo.
Bases del sorteo: confluyen en el sorteo 100 elementos, numerados del 1 al 100, todos los papelitos numerados entran en el bombo. Ya que estás aquí Ana, ponte cómoda, siéntate en el sillón relax inteligente que adopta la forma ideal antes incluso de que pienses cambiar de postura y contempla cual notaria, desde tu lejanía cordobesa y a través de esta window, el gran sorteo que va a comenzar. Describo algunos participantes del sorteo, por número asignado, para que te hagas una idea de la calaña de mis colaboradores.
1. Un armario.
Mi armario es una ciudad universitaria. Porque en lugar de corbatas tiene medias con decenas de carreras. Y en una de ellas, casualmente, estudia geografía Marco, el niño que va a ir de los Apeninos a los Andes. En su odisea, comenta, le gustaría llevarte dicho presente en agradecimiento a mi compromiso con la educación pública y con la lencería.
2. Una alfombra mágica.
Una alfombra mágica de playmobil y su correspondiente muñeco sin nariz con permanente rigor mortis y con un dedal por sombrero fez. Hierática personita (yo siempre preferí los Gi Joe) que quiere descubrirse en tu presencia y entregarte las pestañas a primera hora de la mañana, cuando duerma tu murciélago pizzero y bipolar.
3. Una cortinilla.
Mi cortinilla de la ventana del baño se cree pájaro y, realmente, puede que al menos sea reencarnación de pájaro, porque cada noche tengo que barrer bajo su cola de plástico un número apreciable de plumas. Dice tener unas plumas tan etéreas que la corriente provocada por las cerdas del cepillo de dientes las eleva hasta los quicios de los satélites y hasta la visera de Saturno. Manifiesta llegar en un plis-plas a tu ciudad portando las dos hebritas oculares.
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ResponderEliminar4. Un bonsái.
Mi bonsái es muy optimista, dice tener una rama que es un brazo, con hojas que son dedos. Con ese trébol de cinco pulgares tira del hule celestial y deja caer todas las estrellas. Luego, ya en el mantillo de la maceta, hay que echar una gota de esencia de tu ceja. Y según me dice, cuando las estrellas empiecen a brotar volarán todas en bandada hacia la constelación que forma tu silueta capicúa. Finalmente, dos estrellas fugaces de Seur te dejan las pestañas en la bandeja de tus párpados. No sé Ana, me parece que este bonsái ha visto muchas películas de ciencia ficción.
5. Un perro gordo.
Un perro gordo como un óvulo obeso o el óvulo de Eva la primogénita. De noviembre a marzo se convierte en morsa y deja de ser perro por unos meses. Esta morsa, cual babosa exagerada de Chernobyl, domina el código morse y dice, eso afirma, que las rayas de este extraño alfabeto son pestañas enderezadas y que sabe ladrártelas en un santiamén. Y es que, ya por marzo, se está convirtiendo en perro.
6. Un globo terráqueo.
Mi globo terráqueo asegura ser la reencarnación de la cabeza de un taxista. Grande y redonda por haber estudiado todos los callejeros del mundo. Yo le seco el sudor marítimo con los callejeros gratuitos de las oficinas de turismo. El globo está cansado de que lo hagan rotar como la cabeza de la niña del exorcista. Quiere que, de un puntapié, lo mande a Córdoba. Una vez allí se haría la mascota de ciertos niños que patean cualquier cosa redonda y llegaría así, con los achatamientos propios de la Tierra, hasta tu dirección. Tu solo tendrías que arrancar dos enormes y visibles coníferas (las pestañas) con unas pequeñas pinzas de relojero.
7. Un ventilador.
Mi ventilador habla alemán porque trabajó en un avión durante la Segunda Guerra del Mundo Mundial. Todos los días me exige la libertad. Que ni él es nazi, ni ninguna de sus aspas lo es, me suplica. Si lo libero, como tiene conocimiento pleno de los vientos, llegaría en una hora a más tardar, o lo que es lo mismo, a cinco isobaras por minuto.
8. Un libro.
Tengo un libro de medicina del aparato digestivo que está aterrado por su contenido. Cada noche le pongo Almax en polvo entre las páginas retorcidas que explican el intestino delgado. Además, su vecino es un libro de Lautreamont que le incita al suicidio, a dejarse caer estanterías abajo. Quiere que le arranque sus dos páginas en blanco, la primera y la última, que son alas de paloma, y la V del título DigestiVo, que es el pico, para así volar con las pestañas de la paz hasta tu ventana. El problema es que se enrolle hablándote de las galletas yeyuno, il duodeno de Florencia o las carabelas del colon.
9. Una carta.
Tengo en mi poder un documento firmado por 4380 castilleros, gentilicio de mis queridos vecinos de Castillo de Locubín, de donde procedo. Me han propuesto formar una cadena humana desde Sevilla hasta Córdoba, pero claro, quién es el último relevista, el que, finalmente, tiene el honor de entregar el par en cuestión. Y otra cosa, si interviene todo el pueblo, quién protege el Castillo de las tropas alcalaínas. Ya ves, yo le eché más gasolina al coche y llegué a Sevilla, tu coche llegó a Córdoba.
10. Un rallador.
Mi rallador es paisajista y pintor realista. Dio color a las trenzas de Pipi Langstrum rallando sobre su cara peca-minosa unos kilos de zanahorias, convirtió en su caballo a un dálmata enorme y sobre su casa ralló una caja de cupcakes de colorines. Porque la casa de Pipi es la misma que la de Norman Bates (psicosis), solo que antes de perder la cabeza definitivamente. Este rallador mío tan arisco tiene un lateral que ralla tan fino que las dos pestañas, asegura, quedarían reducidas a un polvo tan refinado como la oscuridad de la noche o la luz del día. Imposible sería que no las pudieras respirar de inmediato.
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ResponderEliminar11. Un mini stepper .
El mini stepper salvaje lo capturé a la vuelta de un viaje que me llevó a tu ciudad en busca de unas plantas de arcilla de la talla 38. Plantas de requesón que solo crecieron una fría noche de invierno. A la vuelta, a la altura de Ochavillo del Río, corría por el arcén un loco mini stepper azul. Había huido de la cárcel. Al principio era intratable y no había quien le pusiera la pierna encima, pero ahora es muy dócil. Aún recuerda las calles de Córdoba, se sabe todas las pisadas de su primer dueño, un ladronzuelo de las Tendillas.
12. Un microondas.
El microondas parlante me propone la opción más cómoda. Meter las pestañas en su bandejita y a través de las radiofrecuencias AM (A Madrid) o aprovechándose de las isobaras de algún anticiclón novato que no reconozca las costillas isobáricas propias del viento, viajar in situ, a tu cocina.
13. Cuatro boomerang.
Tengo cuatro boomerang que, con la excusa de entregártelas en mano casi sin ser vistos, lo que ansían es conocer al triángulo reflectante hembra y de paso ajustarle las cuentas a tu boomerang.
14. Barco de papel.
Tengo el barquito de papiroflexia ensamblado en los astilleros de Correos y Telégrafos que tan primorosamente guiaste por el Guadalquivir. Pero temo que algún doblez se haya deshecho y su magia no contemple el regreso aguas arriba. A pesar de todo, su capitán me asegura que puede remontar las aguas sin problema y no solo eso, una vez allí, desplegarse, volverse a plegar convertido en avión de papel y llevar los dos hilos negros en la clase business de una pajarita de papel hasta tu regazo.
Y así hasta 86 elementos tengo en casa dispuestos a llevar el encargo, cada uno con más trola que el anterior. Voy a proceder a sacar el papelito con el número agraciado.
Y el ganador es el núuuuumero 39!!!.
Número correspondiente a una cuchara de madera que dice haber pertenecido a Uri Gueller y que tiene la propiedad contorsionista de la plastilina. Mediante hipnosis, me cuenta, se retrotrae a cuando era raíz flexible y así nada bajo el humus secreto de los ataúdes hasta cualquier parte de Andalucía. No sé porque historia, el resultado del sorteo ha sido impugnado por el objeto número 76, que corresponde a una de mis cejas que no ceja en el empeño de postularse como único mensajero legítimo, ya que piensa cumplir el doble cometido de entregar las pestañas y de visitar el bosquecillo protegido de tu ceja, cual Pinsapar de Grazalema, para empaparse de su olor, frescor y sobre todo en las rosquillas, el chocolate y el merengue. Quiere que le dé unos días de vacaciones, lejos de las olas negras y afiladas de mi ceño fruncido. Pensándolo bien, esta ceja mía ha visto más mundo que Neil Armstrong y que Miguel de la Cuadra Salcedo, además habla el idioma de todas las cejas y me puede traer la lista precisa de la compra para fabricar el perfume.
Estoy haaaaarto del sorteo, de estas naturalezas inverosímiles que no hacen más que protestar por ser ellos los heraldos del mensaje.
Mira, esta noche, cuando todos estos elementos duerman, voy a ir en persona hasta la placita del potro, voy a dar una cabezada en la fuente, en ese momento una rama de agua va a acariciarme la mirada y dos pestañas caerán chorro abajo, como monedas de la fuente romana, al fondo de la pileta. Mañana, o cuando quieras, pasas y las recoges. A lo mejor no están en el fondo, puede que hayan escalado y se hayan convertido en las herraduras delanteras del potrito.
Si no las encuentras me lo dices y te las mando a lomos de la llama de una vela que sabe viajar por la red eléctrica
Mi distinguido y honorifico señor quiromante, no puedo por más que lo intento nombrarle por el apodo malagueño de boquerón (beneficioso bocadito de omega 3, exquisito fritito o en vinagre, aunque insignificante pececillo de los mares) Mejor sería usar otro apodo con más categoría y a la altura de su rango como: Curro el gamba, Diego el cigala o Martinico el centollo. En fin no sé, mejor será que no me haga mucho caso, me olvido de que apenas nos conocemos. Aunque es curioso, dentro de mí tengo la sensación de que tal vez en otra vida hemos mantenido largas y extensas conversaciones. Siento como si nos conociéramos de toda la vida. Mejor será no calentarme más la cabeza y llamarle Sr. Martín de San Martín.
EliminarLe agradezco mucho tantas molestias a la hora de mandar su par de pelillos de los deseos, aunque así aprovecho para saber de qué trastos dispone y tomar nota para adquisiciones futuras. Pues dispongo de pocos medios de transporte. Cuando adquirí mi boomerang venía con un frisbee naranja de regalo. Pero apenas si le doy utilidad. Tan sólo sirve para hacer recados a corta distancia. Además es muy insubordinado, el jodío. Le tengo prohibido que sobrevuele las zonas de los parques porque siempre acaba en la boca de algún perro. No sé si por cabezonería o puro instinto siempre me desobedece. El otro día lo mande a por tinte de azafrán a una tintorería cercana. Aunque era todo recto torció la esquina de mi calle y dio un rodeo para pasar por un puesto de perritos calientes. Y claro uno de ellos se lanzó a por él sin panecillo, kétchup, ni mostaza. Al final terminaré regalándolo a la protectora de animales “101 dálmatas” También dispongo de una falda de vuelo con enagua de tul. Con 60 años de experiencia y que tengo aparcada en el aeropuerto de Castellón. Una compresa con alas de la compañía air-ausonia muy absorbente pero que nunca vuela cuando hay amenaza de lluvia. Una boina sibarita francesa aeroespacial (amiga del sombrero de pesca de François Mitterrand) muy costo$a ella, pues sólo quiere tomar champagne azul con oro y ostras Guillardeau. Y por último un timbre Ete-transportador de la bici de Eliot. Que no es muy seguro pues probé a teletransportar a Mr. Potato y vino con un ojo, oreja, boca y un sombrero de menos. De todas formas tampoco quiero tantos mensajeros como tiene usted. Debe ser agotador y costoso mantenerlos a todos. Ya ve un simple sorteo, y me resulto tan largo y excéntrico que tuve que echar mano de mi diván terapéutico hemnes de ikea (al que llamo Lowesntein en honor al príncipe de las mareas) Que casualmente estaba en casa, ya que suele emigrar en invierno para regresar en primavera.
Mañana por la mañana iré personalmente al barrio de San Francisco Ribera, donde la plaza del potro, desde cuya posada del mismo nombre escucharé la voz flamenca de Fosforito. Iré provista de una minúscula red (hecha con el mango de un peinecillo de cejas, un dedo de guante de croché y una lentilla) y allí en la fuente estaré, sin cejar en el intento, hasta que pesque ambas pestañas. Después las llevaré, para que las reanimen al hospital de la Caridad de dicha plaza. Pues allí, las buenas monjas se encargan de auxiliar a abandonados y desvalidos. Las dejo a buen recaudo, no tenga duda. Una vez con sus pestañas en casa intentaré seguir al pie de la letra sus instrucciones a ver si consigo hacerme con ese maravilloso poder telepático.
EliminarEn estos días ha pasado algo curioso. Mi boomerang como es tan pesado rompió la percha donde duerme y cayo haciendo un boquete a la tabla de mi armario. Gracias a eso descubrí que debajo había un baúl precioso, muy antiguo, de madera, con varias franjas plateadas talladas con dibujos florales. Dentro de él encontré varios objetos: Unos guantes color perla, con las huellas dactilares de sus dedos (que inexplicablemente coincide con las mías) Unas zapatillas de bailarina que al sacar de su caja Bloch nadaban como un cisne rosado flotando en el oxigeno de mi cuarto. He pensado dejarlas dormir dentro de una palancana. Una pajarita blanca que mas que paloma se cree gavilán .Podría servirme como mensajera, pues aún sigo en pleitos con mi descontento excartero. Una babucha (de pie izquierdo) marroquí con lentejuelas plateadas y fondo granate , del numero 25. Que reza mirando a la meca cinco veces al día. Unos patines modelo King de 1950, de tres ruedas con forma de coche de formula 1 y correas de cuero en amarillo corn. Un frutero de cerámica francés, con nueve peras de gelatina de distintos colores ( me recuerda mucho a los personajes de Barbapapá) Un pequeño chiflo de plástico, que silba al ritmo de reggaetón. Que trae locos a todos los útiles afilados de mi casa. Y no digamos a las varillas de mi paraguas!!! Un mini sidecar nazi verde de juguete, marca Zündap. El conductor y copiloto son Pin y Pon ( con puro y bigote a lo Groucho Marx) Un molinillo de café que al girar su manivela se abre su cajoncito de madera y sale a ritmo de samba una bailarina mama Chicho con insomnio. Que no deja de lanzar besos y guiñar un ojo. Una flauta siniestra negra echa de hueso de carabela que debe ser del flautista de Halloween. Que si la hago sonar se lleva tras ella miles de ratones de ordenador. Y por último un atril de partituras en metal plegable. Pero que una vez enderezado, salió corriendo con sus zapatillas de nike (tipo Forrest Gump) y no ha vuelto a venir por aquí. He puesto carteles con la foto de su caja de embalaje, con mi número de teléfono por si alguien lo ve. No sé si todos estos trastos me servirán alguna vez para algo, pero ya que ha surgido como de la nada el hallazgo, tampoco los voy a despreciar.
AVISO URGENTE PARA ANA.
ResponderEliminarMe ha llegado una invitación de la concejala de festejos y turismo de Aznalcóllar, África M. Para participar el domingo 8 de marzo, mañana, en el mercado medieval de Aznalcóllar. Te mando mis cuatro boomerang y una bonita alfombra, a modo de helicóptero MV-22 Osprey, para que vueles con tu baúl o herramientas que precises a esta localidad sevillana. Colocaré a mi lado un escritorio por si vienes a adivinar y recetar oficios imposibles. A partir de mañana y si tu ética profesional o tu cliente en particular te lo autoriza, me puedes mandar una misiva con la experiencia o los consejos prescritos. Para otra vez prometo avisar con más tiempo. Otra cosa, te adelanto que a mediados de marzo estaremos en Baeza. Además, tengo que llenar un frasquito con agua del nacimiento del Guadalquivir para una pócima que me ha encargado un empresario arrocero de Isla Mayor.
Un abrazo.
Me parece muy bonito lo del frisbee, que lo uses para robarle al pobre vendedor de perritos calientes el pan de perrito ganado con el sudor de su frente (aceite de fritanga). Ahora tendrá que vender el pan relleno solo de kétchup y mostaza. Bueno, a ese mejunje si le añade tinta de calamar ya tiene la nueva receta del bollicao. No me quiero imaginar cuantos perritos calientes te habrás agenciado de esta manera, y como se pondrán los 101 dálmatas caníbales a bases de perritos.
ResponderEliminarSe está corriendo la voz sobre lo de tu falda de vuelo con enagua de tul. Muchos ancianos están adquiriendo pasajes en esa compañía aérea propiedad de la actriz Sonia Braga, Air-Ausonia. Compañía que está absorbiendo de forma fluida todo el flujo turístico que busca calor y rojez de sol, turista que suele tener bastante liquidez, y que va a la Comunidad Anciana, más concretamente a Castellón, a pasar la temporada invernal debajo de tus enagüitas calentitas.
Deben estar ricas las ostras de Guillardeau. Las he probado muchas veces, pero como suelo comerlas después de generosas cucharadas de caviar del mar Caspio azerbaiyano, resulta que no les pillo bien el sabor. Tengo que mirar a ver si DIA las vende enlatadas. Yo suelo comprar ostras tras ostras de otras ostras. Ostrón!!, perdón, que me enredo con el ostracismo. Lo que quiero decir es que compro ostras en lata de la marca DIA. Te las recomiendo, no para comerlas, porque tienen mucha arena y te exfolian los dientes, pero cada veinte o treinta latas te encuentras alguna perla gorda. Hace tiempo vendía preciosos collares con esas perlas. Ya te daré uno cuando te vea. Eran collares de ostras DIA, aunque yo las publicitaba como extraídas del mismísimo mar Carpio (Cordoba).
Estaría bien un timbre ete-transportador, me ahorraría el carril bici hasta el trabajo y los sacos de patatas Mr. Potato me retornarían listos para ser cocinados, aunque sin el toque a callos que le dan los morritos y las orejas. De todas formas Mr. Potato, Sr. Cara de Papa en Sudamérica, está mal hecho, como a retales de mondaduras tuberculosas. Tiene las orejas de la Pantera rosa, el sombrero de Hercules Poirot, el bigote de Tom Selleck, la nariz de Pachi lopez y la personalidad papafrita, fish and chips, del Boquerón de las quiromancias.
Me interesa mucho el molinillo de café de la mama chicho. Te lo cambio por un semáforo de cuco que rescaté tras las inundaciones en Écija, el semáforo en cuestión es un nido habitado por el novio de la tarta de una boda que no se quiso casar con la figurita novia del pastel. El muñeco verde del semáforo sobrevivió a las inundaciones, el rojo no, se quedó parado. A las horas en punto, del semáforo de cuco sale el muñequito verde a pedir comida. Yo le doy media sombra de muslito de pollo y le he puesto enfrente un cuadro de una señorita con falda hasta la rodilla que robé de la puerta de unos baños de señora. Más o menos lo tengo contento, pero creo que se lo pasaría bomba manejando tu mini sidecar. Lo que no tengo claro es que se llevara bien con Pin y Pon.
A raíz de los que me contaste de tu flauta negra robada al flautista de Halloween, en lugar de ratón, sobre mi alfombrilla duerme una gran rata de alcantarilla que capturé ayer. Me tiene la mano enrabietada a mordiscos, de hecho los dedos de mi diestra tienen los colmillos de las uñas afiladísimos de la rabia. Pero así evito que tu flauta de osario se la lleve cual frisbee para los caniches.
Ah, sí, lo recuerdo perfectamente, cuando pusieron la primera piedra de tu casa yo ya había colocado el baúl a la altura precisa, bajo el armario aún por colocar. El baúl levitó en estado gaseoso hasta que pudo sentarse y solidificarse en un hueco del armario. Quería impresionarte y como sé que en Córdoba hay tan buenos orfebres me llevó mucho tiempo tallar, pulir y ornamentar la pieza hasta quedar satisfecho. También me complace saber que los elementos inanimados contenidos en el baúl han desarrollado la vida que preví, ya que solo eché al fondo unas semillas de tu imaginación que robe de tu boca cuando me sonreíste en 1578.
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ResponderEliminarBueno, lo que hoy te quería contar, la rosa de los vientos. Mis cuatro boomerang son tan versátiles como una bebida gaseosa de plastilina, con su debido tratamiento se transmutan en casi cualquier cosa. Para que se conviertan en una magnífica RRV (Rosa Roja de los Vientos) tan solo tengo que ponerlos en el regazo de alguna de las tres bellezas femeninas de la glorieta de Bécquer, ubicada en el parque de María Luisa. Tras 72 horas paso a recogerlos, varias caricias y alguna lectura después, bingoo!!. Los cuatro boomerang han ensamblado una sin par rosa de los vientos. Envuelto en sus cuatro pétalos viajo por el tiempo y el espacio, a través de la piedra y la corteza de los rayos. Otras veces viaja sola la RRV y me trae cual flor carnívora pero vegetariana, la presa. Vegetariana porque la rosa me trae, en sus cuatro sabanas de seda, casi de amapola, al pasajero o pasajera sin mordisco alguno. Solo espero que no tengas alergia al polen.
Por eso, no es que parezca que nos conocemos. No es una sensación, ocurre que hemos coincididos en muchas ocasiones, desde épocas remotas. Además, igual somos hijos del mismo cristal pero de distinta madre. O caímos en la misma metralla del big bang. O cuando los colores se unieron a la fruta, nosotros coincidimos en el mismo racimo de uvas. O miramos por la mirilla por la que el sol miró el infierno incendiándosele el ojo para siempre. O seamos caspa cósmica en el hombro de la noche, como las estrellas que destacan en la túnica negra de la luna. Quizá el reverso de mi monitor es la pantalla de tu portátil y por eso las mismas huellas dactilares.
Hemos coincidido en innumerables ocasiones, lo que ocurre es que tú aún no dominas la telepatía. En 1307, cuando pensaste que alguien tarareaba el “la, la la laa” de Massiel en lugar de “A, na A naa” de Martín. En 1880, en la primera cata del turrón más caro del mundo. En 1812, a la derecha de un árbol a media hora de Galicia, en una de las orillas de los lagos de Sanabria, montamos un puesto quiromántico. No tuvimos ningún cliente pero todavía el frío recuerda el frío que pasamos y el silencio recuerda cómo aquel verano las olas nos mostraron sus huellas de espuma que no supimos leer. En 2013 mi RRV planeó sobre ti y a punto estuvo de apresarte, de no ser porque sus pétalos levantaron un viento que hizo volar unas bandadas de papeles. En 2021 asistimos a una velada poética en Fuente Vaqueros, celebrada tras el reciente hallazgo de los huesos de Fede García. A las dos de la tarde de 2068 embarcamos en el mercante Cesárea Évora con destino Cabo Verde, único país neutral durante la 4ª Guerra Mundial, desencadenada por la revelación del ingrediente secreto de la Cocca Cola, esencia de hocico de puerco espín. El 28 de febrero del año uno después del big bang celebramos el día de Andalucía sembrando el primer olivo en la Tierra. Cuando la Tierra era como un panecillo recién horneado y nos pusimos a saltar la comba, cada uno en un polo, y desde entonces todo orbita. En 1993, después del telediario segunda edición, aparecimos en un libro de “¿Dónde está Wally? . Y en 1793 nos cortamos las uñas de los pies en la guillotina que mató a María Antonieta.
PD: cuando entregues mis dos pestañitas de azafrán negro en el convento compra a las monjitas unas cajas de huesos de santo para la jauría de perritos.
No se imagina querido maestro cuan grata sorpresa me invade al saber que esta sensación mía en realidad ha traspasado fronteras de tiempo, lugar, espacio, estaciones, épocas…. Y que sin lugar a dudas disfruté de su compañía, sabiduría y presencia todo ese tiempo sin saberlo. Tan sólo espero recuperar y recobrar pronto parte de esos recuerdos sumergidos y ahogados ahora en mi memoria. Para empezar a revivir esos momentos compartidos junto a usted. No puedo evitar imaginar que tal vez a principios de los años cuarenta estuviera sentada junto a Norma Jean en una pequeña peluquería de Los Ángeles, donde se cortaría el pelo, la archiconocida sex simbol Marilyn Monroe. O tal vez estuviéramos juntos en el momento en que estalló la cuarta guerra mundial en el año 3.003. Puede que el 12 de diciembre de 1504 fuésemos testigos del paso de la comitiva fúnebre que trasladaba a la reina Isabel I la Católica, de Medina del Campo a Granada .Y que fue velado en la iglesia de San Pedro de Mengibar (Jaén) durante su traslado. O tal vez respiráramos a la vez el aire espeso del remordimiento cuando Pilatos se lavaba las manos. Puede que hasta en 2005 hayamos coincidido de turistas en la Gran Muralla China. Y yo fuera vestida con el tradicional quimono y usted llevara colgada al hombro la indispensable cámara de fotos. Es curioso ahora pienso que tal vez en alguna ocasión haya podido saborear una copa de vino tinto “Rivera del Duero” extraído del jugo de ese racimito en el que ambos éramos color, sabor y cuerpo. Y que reposó tranquilo, para poder yo más tarde saborearlo, en la barrica de una bodega subterránea en San Martín de Rubiales. Quizá nos contratara el Alcalde de Roma en abril de 2007 como limpia fondos en el río Tíber. Para sacar y dar matarile rile ron, a las mini llavecitas arrojadas por enamorados federicomoccianos pertenecientes a los miles de candados que agonizan en el puente Milvio. Pude que fueras tú el chico alto que se iba a la guerra junto a Mambrú, ¡qué dolor, qué dolor, qué pena! No haberte reconocido entonces. O tal vez te confundiera, por aquel entonces con Sir. Martín de de la mesa redonda. Cuando evidentemente eras el joven ayudante del mago Merlín y yo su pequeña alumna Morg-ana.
ResponderEliminarLe doy las gracias con antelación y me adelanto a la promesa de regalarme un collar de perlas gordas .Sustraídas a las ostras dormiditas en lata de sardinas con la llavecita que desenrolla como manta o edredón la tapa afilada de la latita marca D%A. Espero con impaciencia el susodicho regalo que me gustaría lucir en la feria de mayo de Córdoba.
Si cierro los ojos y sigo soñando puedo sentir el perfume de su rosa roja de los vientos, que tiempos atrás fue tan blanca como la mañana. Con grandes pétalos suaves y espinosas uñas afiladas. Quien osara rozarla con la yema, dejaba mal herido a su dedo corazón.” De ahí que la rosa de sangre manchada, volvió sé de blanca a roja flor” Mañana cuando salga a caminar puede que la encuentre entre los 32 rombos escamosos de la cola de un pez poesía. Descansando entre los versos de García Lorca y su romancero gitano. Serás para mí más que un regalo, preciosa rosa multicolor, arcoíris que agita el viento dentro de una caracola que forma una nube de algodón. Pues en tus pétalos vienen marcados como veleta la dirección y como brújula el punto exacto en coordenadas. Lugar y hora tan precisa como un reloj. Allí flor de lis tendrá lugar mi próximo encuentro con tu dueño y buen señor.
Fuimos rodajas de berenjena en una deliciosa musaca servida en el Bulli, en agosto de 2005, a un matrimonio austrohúngaro (ella era una Viena y él tenía un brazo de gitano). Tú eras la rodaja impar 7 y yo la siguiente, la rodaja 8. Caímos uno sobre la otra en la bandeja del horno y nos arropamos con un fundente edredón de queso, como berenjenas en carnaval, con la careta de Scream.
ResponderEliminarNo vas mal encaminada no, has mencionado encuentros que ya no recordaba. Te están aflorando los recuerdos pasados y futuros como esa ramita que te crecía entre los dedos de los pies. Si en algún momento te has sentado junto a Marilyn, habrás conocido a algún Kennedy, si es así, dile que evite Dallas o que, directamente, ningún Kennedy se dedique a la política, que se hagan cetreros o se consagren a la lumbricultura o mejor, que estudien colombofilia, para adiestras a las palomas esa tuyas que no quieren llevarte la valija.
Tienes razón, hemos estado en la muralla china, tú con el quimono que te queda que ni pintado por Konstantin Egorovich Makovsky, pero yo sin cámara, porque con cada parpadeo tomo una fotografía perpetua que guarda mi disco duro de cráneo. No te haces una idea de la primicia que me das, porque busqué en un sinfín de tiendas y bodegas y nunca hallé el vino de aquel racimo. Boquiabierto me quedo, está en una bodega burgalesa, en San Martín de Rubiales, o estuvo, porque según me cuentas ya lo has probado, solo espero que me hayas dejado algo para que cuando llegue lo saboreemos juntos.
Aprendimos en COU casi todo lo que sabemos de lengua y naturaleza dentro de un bolígrafo multicolor. En el noventa y poco, tú eras la carga azul del boli, la experta en lengua y literatura, y yo era la carga de tinta verde de ciencias naturales. En aquel pozo tubular de conocimiento, entre lianas de otros colores, yo dibujaba los valles y tú me contabas sus rimas y leyendas. En cuanto al collar de perlas, espero hallar perlas de menor tamaño de aquí a mayo. Las que tengo me las está comprando Júpiter para su stock de lunas, ya que son del tamaño de satélites. Ahora bien, si tú como diosa puedes comprimirlas, te mando el collar de lunas y te engalanas a tu gusto.
He de decirte que tu memoria ha tenido que trabucar alguna letra porque yo no fui Mambrú, del "Mambrú se fue a la guerra", yo fui una galleta Marbú dentro de un paquete de Marbú dorada. En 1995 me metieron en una piñata y desde entonces tengo recurrentes migrañas. Pero al niño que me golpeó se le quitaron las ganas de galletas porque del susto me caduqué al instante y le sentaron un poco indigestas al yeyuno.
En otra ocasión acabamos en el mismo paquete de arroz eSeOeSe. Yo lancé tal mensaje de socorro porque me ahogaba en una multitudinaria y peligrosa manifestación de arroz bomba. Tú me hiciste compañía hasta que una señora de Benidorm nos vistió con el maillot amarillo del Tour de Francia y nos masticó su marido junto a unos guisantes de la paella. Pero antes de ser grano de arroz habíamos coincidido en la rama de una nube que nos nevó el mismo día de enero. Luego, Sierra Nevada nos bautizó en el Genil y acabamos brotando en la misma espiga de arroz en las marismas del Guadalquivir.
También durante una temporada charlábamos en los asientos del Museo del Prado. De noche, cuando los trabajadores se habían marchado y todas las salas se quedaban a oscuras, tú salías de tu autorretrato de Catalina Micaela de Austria, duquesa de Saboya (obra de Alonso Sánchez Coello), y yo salía del cuadro Apolo y las Musas, Parnaso. Por la mañana, cuando el museo abría sus puertas volvíamos a la pose exacta dentro del cuadro, o casi exacta, porque muy experto en arte hay que ser para darse cuenta de que nos faltan las dos pestañas que nos intercambiamos.
Continúa...
Continuación...
ResponderEliminarIgualmente nos vimos en 1947. Éramos niños de la postguerra en el abanico de Carmen Polo. Cada uno, una varilla del abanico negro que llevaba siempre a las plazas de toros. Como aspas de un reactor, en un descuido de la Collares, saltamos hacia el ruedo como dos maletillas en busca de las astas astifinas de la libertad de entonces.
Muchas veces hemos estado muy cerca pero sin llegarnos siquiera a rozar. Hemos sido caras de un tejado a dos aguas que volcaban sus lágrimas a distintas calles. Hemos sido cristales de doble acristalamiento con un vacío de 4 milímetros que nos separaba irremediablemente. Hemos sido hitos kilométricos en la A-6178 de Andújar a Puertollano. Tú eras el km 67 y yo el 66. Ni haciendo un pacto con el diablo para encontrarnos en el punto 66,6 nuestras cintas kilométricas llegaron a darse la mano.
Ahora quiero que prestes mucha atención a lo que te voy a contar. Esta historia no la he contado nunca y supone para mí un quebradero de cabeza que no me deja conciliar el sueño. Lo que sigue es el suceso por el cual, a mi parecer, se cruzaron nuestros destinos. Necesito que me ayudes a solucionar este luctuoso hecho que aconteció la mañana del 22 de junio del año 1925, en el que murió una niña, cinco niños resultaron heridos de distinta gravedad y mi conciencia quedo traumatizada para siempre.
Durante los años veinte recorrí muchos pueblos a lo largo y ancho de Andalucía. Era buhonero. Fui buhonero muy a mi pesar pues en aquellos años Alfonso XIII prohibió el ejercicio de la quiromancia. Viví varios años en Castaño de Robledo, mostrando a los aldeanos de la sierra onubense mis preciados cachivaches, videos beta, tamagoshis, antenas wifi, etc. Artilugios para nada valorados porque al final los niños los usaban para darles patadas como a balones de futbol o como diana para las piedras que siempre llevaban en los bolsillos. Luego viví unos años en la casa familiar de Castillo de Locubín. Desde donde con mi carromato de buhonero giraba en torno a los pueblos fronterizos de Granada, Jaén y Córdoba. Por entonces había trabado amistad con Don Manuel de la Chica y Damas, vecino de Mengíbar.
Hospedado en su preciosa casa, sita en calle Travesía de Jaén, número 7 , pasaba largas temporadas disfrutando de las comodidades que me dispensaba este ilustre anfitrión, coetáneo mío, que pasó a la historia de aquella localidad gracias a un regalo que le hice allá por marzo de 1912. Puse en sus manos la semilla, el ingenio de la primera bombilla led y con ella el alumbrado eléctrico para todos los mengibareños. Desde aquella luminosa patente que le regalé me acogía siempre en su casa con la inmensa luz en la mirada de quien se ha hecho rico gracias a otro. Pero en fin, cada vez que mi carromato buhonero transitaba por aquella comarca jiennense tenía donde dormir y donde comer a cuerpo de rey. No dejó de agradecerme hasta su muerte aquel presente que iluminó las aceras de Mengíbar como las luciérnagas la ribera de los meandros del Guadalquivir.
La misma noche del 20 de junio de aquel año de 1925, la víspera del inicio de las fiestas en honor de Santa María Magdalena partí hacia Córdoba por caminos de Arjona, Porcuna y Bujalance. Localidades en las que siempre había tenido buen público, tanto niños como adultos, y por supuesto, muchos más curiosos que compradores. Pero aquella vez no hice escala en ningún pueblo. Solo hice noche en una mugrosa fonda de Cañete de las Torres y el día 22 al alba asomaba ya mi carromato por los tejados del barrio cordobés de Fray Albino.
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ResponderEliminarAquel día estacioné mi puesto ambulante en el barrio del Alcázar Viejo. Puse las cuñas a las ruedas de mi carro a la altura del número 17 de la calle Postrera, junto a un muro de gruesas piedras. Al poco rato unos perros comenzaron a mordisquear los faldones de mi expositor rojo tirando al suelo varias baratijas y artilugios propios de una caja de herramientas de la NASA o del costurero de Gandalf, por lo que coloque algunos de estos objetos en la parte alta del palio del carro, fuera del alcance de aquellos canes vagabundos. Resultó mucho peor el remedio que la enfermedad, pues unos niños de entre los muchos que me rodeaban (extraña multitud a hora tan temprana) subieron al muro para poder tocar los chismes que desde lo alto del muro sí podían palpar. Un momento después, algo aturdido debido a que las pulgas no me habían dado tregua en la fonda y a que los perros y la extraña multitud de niños ensordecían mi razón, de repente el muro se vino abajo como una dura catarata de agua pétrea y gotas infantiles. Porque varios niños cayeron pasajeros de las piedras, pero lo peor fue que las piedras sepultaron al menos a una docena de niños. Rápidamente bajé de mi carro y comencé a retirar las pesadas piedras antes de que se convirtieran en eternas lápidas.
Los vecinos y padres de las criaturas acudieron rápidamente al lugar, casi todos salieron ilesos del desgraciado derrumbe, caminando por su propio pie, pero siete u ocho niños evidenciaban heridas de distinta consideración, algunos perdieron la conciencia, unos gritaban de dolor, otros se llevaban las manos a las zonas sangrantes. Pero una niña murió. Esa es la condena que me atormenta. Necesito que te anticipes al suceso, que me hagas ver la fragilidad del muro y convenzas para que sitúe mi carromato en otro lugar. Eso es todo. Te lo pido a ti porque ya sabes viajar en el tiempo, y si tienes problemas o no encuentras la puerta que te lleve a aquel día siempre tienes mi rosa roja de los vientos a tu disposición. Porque lo mío es tuyo.
Adjunto la noticia aparecida en el diario ABC de 23 de junio de 1925, página 23, extraída de la hemeroteca digital de ABC.
http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1925/06/23/023.html
Hace tiempo que no sé de ti. Se echan de menos tus luminosas palabras sobre este oscuro fondo.
ResponderEliminarComo me sugiere he buscado en la hemeroteca del ABC del 23 de junio de 1925 y en la vigesimosegunda página de éste he leído el fatal acontecimiento ocurrido en Córdoba y que usted desgraciadamente presenció. Como me pide viajaré hasta esa fecha. No obstante he de prevenirle que aunque puedo viajar a distintas épocas nunca he cambiado el curso de ningún acontecimiento. No creo que pueda deshacer el hecho del accidente en sí, lo único que puedo es impedir que dicho accidente sea ocasionado por su presencia en aquel lugar. Sin con ello consigo apartar de su mala conciencia el desgraciado incidente, no dude que haré todo lo que esté en mi mano, querido Martín.
ResponderEliminarEn casa tengo un espejo mueble de madera .De pie giratorio con un cajón a ras del suelo, cerca de sus patas redondeadas. Cuya utilidad es ejercer de joyero. Aunque en él sólo guardo pequeños tesoros sentimentales nada de valor:
Una cajita roja de pastillas Juanola, donde guardo envasadas al vacio las diminutas uñas que me cortaron cuando apenas contaba un mes de vida. Allí permanecen desde entonces envueltas en olor a regaliz. También guardo en un pastillero ovalado de porcelana un mechón rubio rubísimo de mi pelo. Preferente lugar que han cedido para su buena conservación pastillas de Okal y Aspirina. Una preciosa diadema con flores en seda y raso, dormida en su cajita redonda de plástico escoltada por bolitas de alcanfor. Un pequeño patuco de croché del número 00. Y un pañuelo, trocito de gasa y encaje con mis iniciales plateadas bordadas .Que fue usado en su día para secar mi cabecita pelona al contacto del agua de la pila bautismal. Un viejo libro de poesía perfumado de humedad y bronceado por el tono sepia que le ofrece la antigüedad. Con una rosa muerta en su interior, aplastada por cien sonetos amor. Conservo tres tréboles de cuatro hojas (de la suerte) encontrados juntos por casualidad. Que atravesé con hilo de sedal, atados en círculo a modo de pulsera. A juego tengo un collar de macarrones gallo (que me costó una pa$ta) muy tieso y estirado aunque suave y al dente cuando lo llevo colgado. Y unos pendientes a juego de dos capullos amarillos de un gusano de seda(crisálida que emigro tras su metamorfosis y que me dejo su muda de almidón) engarzados con anzuelos de madera de enebro. Esas son todas las joyas que hay dentro del cajoncito del espejo. Cuyo valor sentimental no tiene precio. Y que forman parte fundamental de mi ritual a la hora de la trasmutación. He de escribir la fecha y el lugar en papel cristal, atarlo con hilo negro a unas tijeras y guardarlo dentro del cajón joyero. Después me coloco detrás del espejo ovalado y lo hago girar tres veces, tres minutos antes de las doce, la primera noche de luna nueva (luna negra). Después he de cerrar los ojos y tocar el cristal con los dos pulgares de mis manos. Acto seguido caminaré por el reflejo de una escalera en forma de espiral y me trasladé al lugar escrito y señalado. Espero y le suplico que no revele este secreto a nadie. Si lo hace perderé el poder que me fue concedido.
Bien entrada la mañana a eso de las once y de la nada como un fantasma. Aparecí justo debajo del arco de piedra y entrada a la puerta Sevilla. Empecé a caminar abducida por el encanto de las callejuelas de la judería en los años veinte. Mis pasos se hundían torpemente por las piedras del suelo y apunto estuve de caer al pisar una de ellas con forma de corazón. Proseguí caminando en zigzag por el laberinto estrecho y fresco de sus calles. Mientras veía trepar de las rejas de los balcones geranios coloridos que querían cogerme de las manos. Con sus finos estambres como dedos asomando por sus cárceles de forja. Seguí mi camino y llegué hasta la puerta de la Taberna Santos, allí pedí un pincho de su enorme tortillón de patatas, que tras la vitrina del mostrador y en plato llano de cerámica asomaba como un gran queso de bola. Me senté en la muralla que rodea la Mezquita y me dispuse a zamparme aquel manjar observada por palomos- buitres de color gris tormenta (afamados culinarios y expertos catadores de migajas y restos caídos al suelo del tubérculo con huevo) Después del aperitivo y sufriendo una sed espantosa, introduje mis pasos dentro de la mezquita al patio de los naranjos. Allí sacié mi sed bebiendo de uno de los cuatro caños del pilón de la fuente de Santa María. El que está junto al viejo olivo (de tronco hueco abierto en canal y vacío de tripas, que sirve de cuenco a florecillas secas de azahar) de hojas entre un verde canoso con huesudas ramas aquejadas de artritis. Me dispuse a beber del “caño del olvido” su agua cristalina y fresca. Al salir del patio me topé con dos gitanillas descalzas de pelo negro revuelto y ojillos verdes picarones como pimientos de padrón .Que se acercaban con ramilletes de romero de la buena fortuna a cambio alguna monea. Desde allí marché dirección a la calle Postrera. Nada más entrar busqué con la mirada el número 17 y allí en mitad de la calle un grupo de niños de distintas edades y estatura reían y jugaban. Me acerque y vi que entre el corro había una pequeña de no más de dos años de edad, que abrazaba un muñeco de trapo con cara de Marco y ropa de Mario Bross. Me quedé largo rato observando el juego de la pequeña Pilar, sin poder evitar que las lágrimas brotaran de mis ojos una tras otra sin cesar. Con gran pesar y una desesperada sensación de angustia e impotencia. Al anochecer cuando la calle entera dormía apareciste con tu kiosco ambulante como una nave sarracena buscando un lugar cerca del muro para echar el ancla. Apenas podía ver tu esbelta silueta entre un atisbo de luna .Distinguí levemente tus ropajes de merchero o quinquillero de judería. Y pude sentir tu cansancio, el dolor de tus pasos y el peso de la culpa que iba cortando el aire con negra guadaña y fustigaba con látigo la amargura de tu mirada. Entre el aire espeso se respiraba un mal presentimiento y tu también lo notabas. Tan sólo al acercarme a ti y revelarte el mal presagio la impotencia secó de golpe las lagrimas de tus parpados. Abandonamos juntos el lugar e hicimos compañía a las estrellas durante nuestra larga noche en vela. Pidiendo al destino que apartara a la muerte de aquel lugar. Aunque más tarde comprobamos con pavor que nuestras plegarias fueron totalmente en vano.
ResponderEliminarDespuntó la mañana con la trágica noticia y desplome del muro de la calle Postrera. De boca en boca llegó a nuestros oídos, y ni una palabra dijimos. Sólo silencio, en aquel momento. El más estrepito y aterrador de los sonidos. Antes de irme pasé por el lugar del accidente y entre terrones de tierra y piedra asomaba inerte una manita de trapo. Escarbe y quite los escombros para acabar desenterrando al muñequito aquel que abrazaba un día de antes la pequeña. Le quité el polvo de la su ropa azul y naranja y de su carita. Entonces vi su pequeña boca y ella cosida a mano una sonrisa torcida. He pensado en entregártelo, tal vez te gustaría tenerlo, ahora que los Almacenes Madrid-Paris, ya no están abiertos.
No sé si será una treta, un truco de truhana, una trola de una trolera, un trueque, un trémulo trueno, una trezna, un trolebús, un tropel de mentiras, o si realmente es cierto que tienes a Muñeco de Trapo. No se lo dices para removerme los recuerdos, para para para…hacerme de sufrir, no sé no sé, o si es para que la cerilla de su pupila inextinguible siga ardiendo cual devoción secular en mi caja torácica y catedralicia. O si aquella noche, paseando con el paraguas casposo y sin mango que es el firmamento, se te ocurrió la historia de Muñeco de Trapo (MT en adelante) para extorsionarme económicamente. Leyenda que conocías, pues sabes que yo fundé un culto, una secta quizás, pero una religión a fin de cuenta. Una religión mullidita y rechoncha con un monigote por mesías. Y también fundé la Orden Eclesiástica Trapense en honor a MT para el estricto cumplimiento de la Constitución de Andrajo (planeta donde MT es Dios). Otros adoran, y los respeto, a un muñeco tallado por Martínez Montañés, alcalaíno insigne y genial imaginero. Los lapones cruzan las astas de un reno dentro del iglú y desnudos se aprietan a rezar y a idolatrar su religión fría. Pero en todos los centros oficiales de Andrajo cuelga una foto de la gordinflona figura de MT.
ResponderEliminarHas de saber que desde el día que perdí el rastro de MT, hace ya tantos años, he movido cielo y tierra para recuperarlo. Quizá no te hayas percatado pero, por ejemplo, los tocinillos hace tiempo que no son de cielito lindo, el cielo de los tocinos se los llevó el cierzo y eso es cierto. El cielo de la boca está ahora debajo de la lengua, en el fondo abisal, junto a los pecios astillados de algún palillo de dientes y de algunos barquillos de hojaldre. Las almas que van al paraíso ya no van al cielo ni sus habitantes nos saludan desde el quicio de las nubes, ahora los paraísos solo son fiscales o artificiales. Como ves, he movido los cielos pero también las tierras. He movido la montaña de ropa sucia que acumulabas bajo el lavabo del cuarto de baño y la he colocado en el monte Everest para que la lave el pueblo sherpa con las aguas del deshielo de la primavera. El Everest, en cambio, ahora está en tu cocina, 8848 metros de vajilla por fregar en los dos grandes senos del fregadero como sujetadores metálicos de Madonna. He desenroscado el Teide y te lo he puesto como centro de mesa, te mantendrá los platos calientes cuando te sientes a comer, pero si te molesta lo coloco en el desierto de Tabernas. He soplado el Sahara hasta ver los esqueletos de las franjas horarias y ver la araña gigante que desenmaraña, constantemente, los meridianos y los paralelos para que la rotación tenga raíles por los que rodar. Pero nada. Nunca encontré a MT. Llegué a hablar con ancianos que me aseguraban haber jugado con uno de aquellos muñecos de trapo. Incluso vi alguna foto y sí, eran del mismo modelo, casi idénticos, pero por su descripción entendía que no se trataba de Él. MT tiene unos detalles que quiero que compruebes para asegurarnos de que realmente lo sea.
Tiene una cicatriz en el interior del ombligo, se trata de una errata, un hilo celeste cosido en el interior del ombligo que contrasta con el azul marino del peto que lleva puesto. También es adicto a los caramelos de naftalita, aunque claro, los paladares evolucionan y puede que ahora prefiera las pastillas de jabón de los hoteles, las pilas de los relojes o las lizipainas. Lo que es inalterable es su ADN (Algodón Definitorio del Núcleo). Para comprobarlo, descorre la cremallera que le surca la espalda de arriba abajo, verás el algodón. Pruébalo, no temas, es comestible. El relleno de MT es algodón dulce, ya que su interior es tierno y bondadoso, muy dulce.
Bueno, si tras estas sencillas comprobaciones constatas que es Él, abrázalo mucho, debe haber sufrido estos últimos 80 años. Abrázalo fuerte porque pronto lo echarás en falta, por las buenas o por las malas, por lo civil o por la A4, MT, irremediablemente, pronto llegará a mis manos. Entre tanto llega ese dichoso momento que te daré algunos consejos para el día a día.
Continuación…
ResponderEliminarNo le gusta el muñeco Michelín, los muñecos de nieve, el muñeco de inocente inocente, el peluche leoncito del tour de Francia, Garfield y tampoco Ted, el oso guarroso. Pero le aterran definitivamente los muñecos Vudú (la tortura a que se les somete es medieval) y por supuesto no le pongas ninguna película del Muñeco diabólico, tampoco de los gremlins. De hecho, desde que vio los gremlins está traumatizado, no come nada a partir de las doce de la noche, por si pasa de Jekyll a hyde.
La MTV (Muñeco de Trapo Videoclips) sí le gusta. Ponen las músicas de los fraggle rocks, de los teletubbies, de Enrique y Ana, películas de Toy story y cosas por el estilo. Los minutos de publicidad consisten en una señora haciendo divertidos muñecos de crochet.
Como te decía, por las BUENAS o por las MALAS o por las REGULERAS, Ana, me vas a dar el muñeco de trapo, me lo puedes entregar de forma pacífica, como personas civilizadas que somos, aunque me temo que a ti te va más el secuestro y cobrar el rescate. Pero que sepas que no pienso darte más de seis mil euros de las antiguas pesetas pagadas en cheques descuento de carreofuuu o algo así. Ahora debes elegir la forma de entrega de MT.
Por las malas: te puedo mandar a los ejércitos de la OTAM (Ositos de Trapo Amorosos Mancomunados) y verás lo que es bueno. Este ejército no se anda con chiquitas. Son tan supermelosos y supercariñosos los soldadosunos de este ejercito comandados por TierOsito, AlegrOsita, AmorOsita, CumpleañOsito, DeseOsito, FelizOsito, GruñOsito y SuerOsito, que de dulces vencen a sus rivales por hiperglucemia, hasta hacerlos diabéticos y que los glóbulos rojos, de dulces, sean como cerezas en almíbar o labios a besar. Entonces, aprovechando la dulzura e inocencia, entran y rescatan a MT.
Por las reguleras: deja la ventana abierta del dormitorio donde duerme MT. Previamente, unos días antes, MT habrá sustraído algunas de tus diminutas uñas de la cajita de Juanolas para pegárselas en sus rechonchos dedos y arañarte si intentas detenerlo. Se calzará tus adorables patucos como donettes de croché talla 00 y sentado en tu preciosa diadema con flores en seda y raso, a modo de columpio, descenderá en la cuerda creada con tu mechón rubio rubísimo, cual melena de Rapunzel, mientras se come las bolitas de alcanfor. Ah, y eso no es todo, se llevará el pañuelo con tus iniciales como recuerdo. Abajo lo estará esperando el fontanero e inseparable compañero Luigi.
Otra forma de por las reguleras: coloca a MT en una taquilla de consigna de alguna biblioteca de la red de bibliotecas de la ciudad de Córdoba y guarda la llave entre las páginas de "cien poemas de amor" de Neruda. Yo llego a la hora acordada, cojo la llave del libro, me llevo a MT y en su lugar, en el armarito, pongo los 6000 euros en descuentos de una inmobiliaria Deluxe, para que te cobren por el super chalet en el barrio El Brillante de Norte-Sierra eso de menos.
Por las buenas: nos vemos en persona. Tú me das el muñeco y yo te doy el collar de perlas de ostras DIA, que con la de millones de latas que llevo me da para construir otro Titanic (aunque entre Sevilla y Córdoba haya mala conexión por mar). Bueno pues eso, charlamos y tú me cuentas cómo se ha portado el dichoso muñeco.
Tengo a MT, sí es él. He hecho todas las comprobaciones tras sus indicaciones. Pero no pretendo pedir rescate, no temáis. Y por supuesto no tendréis que desprenderos de tan escandalosa suma. Cuyo error no asumo pues sois vos quien os habéis sumido en tal equivocación.
ResponderEliminarMT traía su cuerpecito de paño bastante magullado y rasgadas su vestiduras bicolor. Tenía el brazo roto justo por el hombro que he cosido con pez aguja (previamente desinfectado) e hilo de estambre. Asegurando la sutura con nudo marinero, para dejar una bella cicatriz de bucanero. No sin antes haberlo adormecido con infusión de Kava- Kava. En ese instante, mientras cosía su bracito, recordé un documental donde indígenas del Amazonas usaban hormigas de cabeza grande para curarse. Las hormigas muerden la herida, acto seguido les arrancan el cuerpo, quedando sólo la cabeza que se mantiene con la mandíbula cerrada sujetando la herida a modo de puntos de sutura. Quedé realmente fascinada.
Al despertar tras los efectos de la anestesia, lo he bañado en agua templada con unas gotitas de aceite de jazmín, rosas y romero. También he usado sales relajantes del Himalaya para pieles lozanas de trapo y lana. Y un chorrito de Norit para prendas delicadas. Como podrá apreciar lo cuido y mimo lo mejor que puedo. Después del baño termal lo he colocado sobre una toalla de Bob esponja (para que absorba mejor el agua) y lo he tendido al sol en el césped artificial del patio. Aprovechando el esplendido día con que ha amanecido hoy. Apenas transcurrida una media hora ya tenía aspecto de guiri. Sobre todo por el bronceado de su cara. Que se había tornado colorada, más roja que un carabinero.
Intento seguir sus instrucciones al pie de la letra y no dejo que vea o coma nada de lo que me ha adelanto en su amenazante carta. He descubierto que le encanta comer ositos Haribo con licor de mora (sin alcohol) y galletas-monigote de jengibre con zumo de pera, aunque sea una abominación, a él le chiflan. Está feliz lo noto, pero no consigo que sonría. He probado dándole quesitos la vaca que ríe, pero nada. Incluso lo he llevado a clases de riso-terapia. Sus ojos brillan rebosantes de alegría, incluso se le dibujan dos hoyuelos en sus carrillos colorados. Pero su boquita no se endereza sigue torcida. Por las noches extiendo una manta junto a la chimenea y calentamos nubes de azúcar, como en una típica peli americana. Es muy goloso, tal vez por eso sea tan dulce. Aunque temo que con el tiempo pueda ser diabético y no sólo porque lo esté aficionando al Betis, sino por su abuso a la glucosa. Nos quedamos allí tumbados con la única luz de las llamas hasta que nos vence el sueño. Duerme en mi habitación cerca de mi cama, sobre un gran corazón de peluche rojo con dos largos brazos, muy tierno y zalamero. Yo lo llamo Rob Love. Primero permanece en mi cama hasta que se duerme, después de leerle un cuento. Cualquiera del barco de vapor, o de las aventuras de Gerónimo Stilton, o los musicales trabalenguas de Gloria Fuertes. Después de abrazarlo y besarle la frente lo acurruco entre los brazos de Rob.L, el corazón de esponja. Los primeros días se despertaba a media noche por culpa de las pesadillas, tal vez soñara con el momento del derrumbe de aquel muro. Pero se calma en cuanto le pongo alguna pieza de Schumann. Queda de nuevo profundamente dormido, tanto que babea pompas de jabón, casualmente siempre que lo baño con Mimosín.
Me gusta mucho MT y pasar el tiempo con él, no me extraña que lo busque y lo necesite, tiene algo especial. Falta poco para que esté totalmente recuperado de sus heridas, al menos las superficiales. Así que pronto lo recibirá, pues temo encariñarme tanto que me sea imposible poder enviárselo. Cuando lo recupere verá que no es el mismo muñeco de antes. Luce distinto peinado, le favorece más, ese toque moderno que me he permitido darle. Su indumentaria ha sufrido algún pequeño cambio. Con el accidente se hizo dos cortes en la parte trasera del pantalón, así que le he añadido dos bolsillitos a juego. Y en la parte delantera un botón tapando un agujero. Además al abrir la cremallera de su columna vertebral introduje con mi mano la piedrecita en forma de corazón que encontré y con la que tropecé en 1925. Y la he colocado en la hendidura de su pecho izquierdo para que tenga un corazón fuerte de duradero latido. Así, a modo de marcapasos, llevará trasplantado algo mío. Tal vez así no sea tan fía y silente la despedida.
ResponderEliminarDon. Martín le devolveré en breve a SMT (Superviviente Muñeco de Trapo) tan sólo porque sé que lo quiere y lo desea tanto como yo. Esa ha sido mi intención desde el principio, aunque no contaba con encariñarme tanto de él. Espero de vez en cuando noticias suyas con alguna foto de SMT, donde además me narre sus anécdotas y aventuras que seguro disfrutaran juntos a partir de ahora. Viajará en la Mansión de Barbie, donde he atado desde su tejado ,como en los dibujos de Up, varios globos de helio (nos inspiró Gloria Fuertes cuando leíamos Un, globo, dos, globos, tres globos, la luna es un globo que se me escapó……..)Irá acompañado en todo momento, sorteando las nubes y veloz como el viento, mi halcón peregrino y kamikace ”Falconeti” . Con la difícil misión, esta vez, de pinchar los globos con su afilado pico. Tendrá que lanzarse en picado, llegado el momento y explotar gran parte de los globos. Los pocos globos que restan, serán tiroteados cuando apenas falte poco para alcanzar suelo Sevillano. Misión encomendada a una horda de “hormigas bala “ de la “Orden Del Templo Solar”. Que treparán por los cordeles atados a los últimos globos hasta alcanzarlos, morderlos y auto inmolándose. Así que tras el sacrificio de las pobres hormigas SMT aterrizará sin problemas sobre el quicio de su ventana. Tan sólo tienes que procurar dejarla abierta para que pueda entrar a través de ella. Lleva consigo una maleta de cartón donde he metido el cuento del Principito, el CD de Schumann con su pieza favorita Träumerrai, un tarrito de los ositos de gominola y una carta sellada con melaza de caña para que además de leerla pueda saborearla. Al final bajo mi firma columpiándose entre mis iniciales hay dos lágrimas y un beso de almibar.
Ana C.T
No sé cómo decírtelo, pero Muñeco de Trapo quiere la custodia compartida. Te echa de menos. En tal caso, esperaría por su parte la pensión alimenticia. Aunque no puede hablar (hemos descifrado las señales de humo de los náufragos fumadores y el tic tac en morse de las hermafroditas morsas, pero no el balbuceo de las pompas mimosín), el otro día leyó a mi lado uno de tus comentarios y comenzó a llorar. Te echa de menos. Además, le practicaste un trasplante de corazón, casi ná. Que ni los cirujanos del Reina Sofía lo hubieran hecho mejor. Qué gran cirujAna estás hecha. Realmente me conmovió tu última carta, querida Ana. El trato dispensado a Superviviente Muñeco de Trapo, o como se le conoce en otras regiones de Andrajo: Su Majestad de Trapo (SMT). El mimo y el cariño hacia este ser que para ti no era más que un muñeco incapacitado para la risa, que no te sonríe ni siquiera a ti, su mejor anfitriona en décadas. No tengo más que palabras de agradecimiento para quien le cosió el brazo, antes de que la pérdida de glóbulos blancos de algodón supusiese el fatídico desenlace de las batallas de almohadas. La cicatriz es digna de la mejor costurera, apenas se aprecia, a pesar de practicarle un nudo marinero.
ResponderEliminarPero permítame dudar de los hábitos inculcados en lo referente al trato excesivamente dulce y benevolente para con él. Quizá en este aspecto difiera ¿No cree, quizá, que una muñeca hubiese sido mejor compañía para las largas noches que el peluche de un corazón rojo, llamado de Rob Love? Tenga en consideración que se trata de un muñeco viejoven, de sexo masculino y edad adulta, por muchos pucheritos y miraditas con las que nos quiera conquistar. No esperaba que le regalase una muñeca hinchable de Betty boop, pero quizá una Mariquita Pérez, contemporánea de SMT, tradicional ama de casa y producto nacional, y unos posters de algunas Pin Up. No me importa la orientación sexual que pueda tener, tampoco sé muy bien si los peluches mantienen ese tipo de relaciones. Aunque los osos panda, que parece que solo viven para el bambú y para figurar siendo crías en el regazo de alguna primera dama, sí que las tienen. No sé. Y el aceite de jazmín, de rosas y de romero, las sales relajantes del Himalaya, la mansión de Barbie. Supongo que también habrá asistido a clases de yoga y se habrá retirado espiritualmente, durante algún tiempo, a un centro budista de las Alpujarras. Qué buena vida. No me eche cuenta, querida Ana, quizá le tenga un pelín de envidia. Aunque yo nunca dormiría con Rob Lowe.
Pero vamos, es admirable y no sé cómo agradecerte lo que ha hecho por Él. Por eso es incomprensible que no sonría, después de los arrumacos y achuchones que me cuenta le da. Durmiendo junto a usted los momentos antes de sobrevenirle el sueño. Más allá del algodón debe tener algún nervio dañado irremediablemente que le hace vivir en un constante otoño, en un bucle infinito de septiembre a diciembre, lejos de la germinal sonrisa primaveral.
Por cierto, no sé si le ha confirmado el borrador de la renta 2014, espero que no porque lleva noventa años evadiendo impuestos. Metiendo su capital de algodón dulce en un bollo suizo. Los inspectores de hacienda son harto desagradables en su revisión fiscal a los seres de trapo, que no son flora ni fauna. Creen que esconden billetes entre el relleno y les vacían el alma hasta dejarlos en el pellejo para, finalmente, usarlos como muñecos de ventrílocuo y poner palabras en su boca que no son suyas. Así revelan, bajo presión, los dineros defraudados al fisco. Otras veces los denuncian por práctica vuduistas y cual faquires, los atraviesan con agujas de coser y les horadan los algodones, o peor, los tratan como a dummies y los volean contra la pared.
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ResponderEliminarTampoco sé si le has administrado la vacuna de la fiebre amarilla, que evita que amarillee y se apulgare el interior, o la de la tos ferina, que le protege de los ataques de tos por alergia a ácaros y a la humedad de su blando tejido óseo. En cuanto al fútbol, decirte que es aficionado tanto del Betis como del Córdoba. Ya que por sus equipaciones no consigue distinguirlos y cree que son el mismo equipo.
Pero, realmente, siente afinidad por los clubes dirigidos por Trapatoni y en los que participan colegas como el Muñeco Gallardo o Uche, el peluche.
Espero que untaras con crema solar la piel cicatrizada de SMT. Mira que ponerlo colorao como un carabineri italiano. Me parece estupendo que lo durmieses con música del gran Schumann. Lo ha criado usted rodeado de lujo. Yo lo voy a convertir en un hombretón del norte (de la sierra de Sevilla).
He de confesarle que cuando se posó la rosa mansión súper fashion de Barbie en el quicio de mi ventana, más me pudo el deseo por embriagarme con el beso en almíbar, de color rubí y perfume de cereza, que el reencuentro con SMT. Ni el joyero gourmet, con la cereza más roja y la flor de almendro más suave de Castillo de Locubín, ni la picota más dulce del valle del Jerte, superan tu carmín.
Según me cuentan unas hormigas que han conseguido sobrevivir al descenso de la nave, las circunstancias del viaje han sido duras. Ahhaa…. Perdón.En el devenir de la travesía, unos neo-bandoleros de la Puebla de los Infantes estuvieron a punto de abortar la entrega. Se trataba de unos muñecos Michelín, picadores de la cuadrilla del torero mexicano Michelito, que se entrenan picando a los toros de Osborne que encuentran por la zona junto a las carreteras. AaaAAh..… perdón, he dormido una semana con la ventana abierta y ….aahaaa chisss, perdón. La cómoda se ha quejado, ha pasado frío y es muy comodona. También se ha quejado del frío el zapatero, que de pasar más noches así hubiese hecho recortes drásticos, además de haber encogido la talla de los zapatos, de la 44 a la 38. El armario no se resfrió porque tiene dentro abrigos de visón, de zorro y de cuero de camello viejo. AAaaa Chhsss… Yo sí me he resfriado, y no quería pegártelo a través del dulce rastro de tu beso. Asimismo, el viento levantó mis naipes que despegaron de Barajas y conformaron un poblado chabolista frente a mi casa. Las dos lágrimas las pienso poner entre los paréntesis de las dos pestañas, a modo de precioso camafeo.
Por tu firma puedo saber muchas cosas de ti. Una firma dice muchísimo. Eres aceitunera altiva. Eres Piscis o quizá Aries. De un pueblo con apellido de bar. Calzas un 38, y no solo eso, en el otro pie también calzas un 38. Hay 43 personas en el universo conocido que se llaman exactamente como tú. Sobre tu cabeza finas mondas de limón y mandarina forman espirales capilares que perfuman las estancias de las antiguas librerías donde los ácaros consumen a los libreros, que te esperan como el sediento espera que le traigan la cerveza o la limonada para acompañar a la paella.
Con lo fácil que hubiese sido dármelo en mano durante una de mis visitas clandestinas a Écija, o habiéndome yo acercado a su localidad de residencia. Voy a Écija todas las semanas. El ayuntamiento astigitano (casirumano) contrató mis servicios. La tarea consiste en comunicar el día y la hora en que se puede freír una sartenada de huevos sobre el techo de un vehículo y así saber el momento exacto desde cuando pueden publicitarse como "Sartén de Andalucía". Ellos piensan que mis mágicas cualidades abarcan también esa propiedad, pero no. Clandestinamente voy a con un huevo y una sartén a primera hora de la tarde y pruebo a ver. Un escalfado lento quizá, pero a día de hoy y a pleno sol, todavía no se fríe ni un huevo de codorniz en la sartén.
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ResponderEliminarNo te lo vas a creer, pero anoche me pareció, y creo que no fue un espejismo, ni la psicofonía del gato de Schrödinger que murió atropellado, tras salir de su habitáculo, por el coche de Iker Jiménez. Me pareció que SMT murmuraba unas sílabas: "mamá o aná". Cuando me senté a su lado en el sofá donde permanece casi todo el día, estaba moviendo los deditos de esponjosas falanges hacia la tele. Una pelusa salada le caía del lagrimal. En Canal Sur estaban poniendo un documental sobre la Mezquita de Córdoba. Se me heló la sangre. Supe que te añoraba desde lo más profundo del alma. En sus ojos vidriosos se reflejaban los arcos del monumento. Tras su mirada iban sus bracitos como hipnotizados por el aroma califa o los aceites que tan bien empleaste para su delicada piel. Quizá deberíamos buscarle una princesita entre las monigotas de la realeza europea. Nuestro SMT es un partidazo para cualquiera de ellas y así estaría entretenido con un ser de su raza.
Han pasado varios días desde lo escrito anteriormente. Hoy reanudo el documento con malas noticias, la salud de Su Majestad se está viendo minada por un mal para el que no hallo solución. Puede que no se repusiera completamente de las heridas del muro, puede que durante el accidentado viaje tuviese achaques derivados del mal de altura. Pero lo cierto es que el corazoncito de piedra tiene arritmias. Cuando pego la oreja al peto, percibo el sonido irregular de los latidos. Tiene problemas cardiacos. Según me ha comentado Gregorio Marañón, es posible que el corazón de piedra, al ser la piedra un elemento inerte, sin ritmo, imitara los latidos de tu corazón. Tu cariño forjó tal unión con SMT que la piedra, después de tan hermosos abrazos, de dormir pegado a tu pecho y de estar entre algodones, comenzara a funcionar como un auténtico reloj cardiaco. Yo lo abrazo pero como si nada, no identifica mis latidos, se resiste. Se ve que te quiere a ti para latir de nuevo. Yo le he atado con cinta americana un reloj despertador, para intentar que la piedra imite el tic tac, pero Muñeco se la quita por piensa que es una bomba con temporizador. De todas formas, también pienso y espero que con el tiempo se solucione el problema y su corazón vuelva a funcionar correctamente.
He dejado de redactar la nueva Constitución de Andrajo, donde SMT es ideario y religión, y estoy estudiando cómo proceder. Le he leído las costuras de la mano y la costurona del nudo marinero del brazo. Lo veo todo muy borroso, extrañamente entre tinieblas consigo atisbar que SMT murió bajo el muro en aquella tragedia acaecida en 1925. No lo entiendo. Cómo puede estar aquí y ser él, y estar vivo y poder disfrutar de su compañía. Puede que fuera un milagro. Que la resurrección de SMT se deba solo a tu milagrosa acción. Serías tú entonces la madre de dios, la madre de SMT, como María, la madre de Jesús. Quizá sepas tú lo que hay que hacer. No obstante, querida Ana, espero que no se preocupe en exceso por Él. En el peor de los casos volvería a ser un muñeco de trapo como todos los demás.
Estimado Sr. Martín, a penas si puedo escribir pues el dolor ha entumecido mis dedos y congelado mi alma al saber que SMT está enfermo. Que desafortunada me siento pues en nada fue mi intención que mermara su salud. No debí colocarle un corazón de piedra. Tan frío y duro material para habitar dentro de un pecho tan suave y blando. No me extraña que su cuerpecito de algodón lo rechazara. Era mi piedra, la que encontré cerca de la calle Postrera, la que tal vez pisara la pequeña Pilar al jugar correteando por las calles de la judería. Y pensé que sería estupendo colocar la piedra corazón dentro de su pecho, de ese modo la niña y yo formaríamos siempre parte de él. Lo siento, ahora soy consciente de mi imprudencia. ¿Qué hacer para rectificar dicho error, que le está causando tanto mal? He pensado que tal vez se le pueda implantar un marcapasos. Tengo en mi poder las plantillas de sus pasos, marcada en papel, como una fotocopia. La cogí el día que le encontré cuando hallé las pisadas de sus zapatos en el barro, junto a los juncos del río. He troceado en 44 diminutos papelitos la hoja de la huella de papel y los he metido dentro del pañuelo de seda de mi bautismo junto con varios caramelos Tic Tac. Lo he cosido dándole forma de corazón. Dejando justo en el centro el bordado mis iniciales. (A.C.T : Apto para corazones de Trapo) ¡Puede que funcione! Espero que no sea alérgico a la seda. Lo mandaré lo antes posible. Viajará con el equipo de Trasplantes de Play mobil. Los pequeños muñequitos se sacaron el titulo con el juego OPERACIÓN de MB. No obstante estarán supervisados por el cirujano cardiovascular Dr. Alados. Con seguridad efectuarán con gran éxito dicha intervención quirúrgica. Después gracias a sus cuidados se repondrá y volverá a ser el mismo S.M.T. Tal vez hasta puede que por fin llegue a sonreír.
ResponderEliminarMe gustaría poder visitarlo tras la operación. Le Llevaré un gran ramo de flores rosas de dicentra, muy adecuado para la ocasión. Y le pongo en sobre aviso de que iré acompañada por algunas marionetas con las que hizo amistad cuando estuvo en casa. Las guardaba desde la niñez dentro de una caja grande de cartón pintada con ceras de colores. Y un gran escenario con cortinitas rojas correderas como telón. Dispongo de varias marionetas hechas por mi misma, con calcetines de llamativos colores, con largos cabellos de lana y enormes ojos abotonados. También tengo las que me regaló mi vecina cuando quitó la guardería que había en frente de mi casa. En ese pequeño pueblo mío que empieza con una palabra inglesa (Men) y acaba en la palabra bar (Men-gi-bar). Conservo desde entonces las marionetas de: Fofó, Miliki y Milikito. Doña Rogelia y Rockefeller. Y unos títeres preciosos de cuento como Caperucita, el Lobo , los tres cerditos, un Príncipe y una Princesa. Con todas ellas y con S.M.T, formamos una bonita familia el tiempo que estuvo aquí. Doña Rogelia y Rockefeller ejercieron de abuelos, los payasos de tíos trapenses por parte materna. El lobo fue su mascota. Mientras los rosados cerditos lo dejaban subirse a sus lomos, a modo de caballito proporcionándole largos paseos por el patio de casa.
Todos estaban encantados con él menos el príncipe. Que estaba celoso, a causa de los largos paseos y continuas conversaciones que mantenía con la bella princesa. Creo que nuestro S.M.T se enamoró de ella. El Príncipe tenía razones de sobra para estar preocupado. Si permanece más tiempo aquí no sé qué hubiera pasado. Sin embargo por la sonrojada Caperucita sólo sentía mucho cariño y complicidad, pero nada más. Aunque no puedo decir lo mismo de ella. Lo quiere. Pero como es tan tímida, nunca se atrevió a decirle nada. El último día que estuvieron juntos organizó un pequeño picnic para ellos dos con la comida de su cestita. Con la intención de abrirle su corazón. Fue un autentico fracaso. Pobrecita, Muñeco se pasó todo el tiempo hablándole de Princesa. Princesa esto o aquello. Princesa por aquí, Princesa por allá. Total que no fue capaz de decirle lo que sentía. Querido Martín, no sabe como lloraba el día de su partida. Ay! L’amour, L’amour…… (como quieres que te quiera, si el que quiero que me quiera. No me quiere, como quiero que me quiera)
ResponderEliminarA ver si podemos hacer algo, ya que además usted también estaba interesadísimo en buscarle una muñequita a S.M.T. La verdad, es que no hay nada mejor que una linda compañía femenina para que nuestro Muñeco se recuperepronto. Aunque antes habrá que buscar una solución a este trío amoroso.
Anoche ocurrió algo extraño. Como sabe apenas si tengo recuerdos de nuestros encuentros en otros tiempos y lugares, sin embargo anoche mientras soñaba vi algunos de ellos, donde no sólo coincidía con usted sino que también con M.T. Que aparecía en todos nuestros encuentros soñados por mí.
Coincidimos un 17 de noviembre de 1950, en el estreno de la película “Lo que el viento se llevó” en la misma fila de butacas de los cines Windsor Palace de Barcelona. Yo en el asiento 38, junto a una niña morena que sostenía un muñeco de trapo de boca torcida. En el asiento 44 estaba usted. Volvimos a coincidir en el año 2000 en el mesón Gabino de Ubeda (Jaén). Allí saboreábamos unos exquisitos andrajos. Usted desde la barra subido en un taburete de madera. Yo sentada en una pequeña mesa para dos, frente a la cocina. Desde allí pude ver a un muñeco de trapo con gorro de cocinero, pegado de forma decorativa a un recipiente para cucharones de palo. Era él sin duda la misma ropita y la misma boca torcida. En agosto de 1791 en Puerto Principe (Haiti). Coincidimos en un ritual de magia negra. Yo era la bruja que clavaba agujas en el estomago de un muñeco vudú con peto azul y camisa roja. Y usted la persona vinculada al muñeco. Pobre, Martín ¡como se retorcía de dolor!
También fuimos símbolos de jeroglífico, en el texto de la Piedra de Rosetta, cuando fue descubierta en 1799. Yo soy el símbolo de una especie de trenza o espiga, MT es un símbolo con forma de muñeco sentado, y usted simboliza una mano. Los tres en el mismo bloque de granito formando parte del texto implícito. El 15 de agosto de 1930 en la Verbena de la Paloma (Madrid), MT colgado en una pequeña tómbola junto a varios muñecos y juguetes de distintas formas y colores. Y usted como mago y yo como su ayudante, en el gran Circo Price de Madrid. Debutamos justo después de las emocionantes acrobacias de Pinito del Oro. En julio de 1983 fuimos calcomanías en el brazo de un pequeño pillo de 12 años, que tomaba el sol a orillas de Isla Margarita, en la Sierra de Sevilla (junto a la escultura del pescador) En su hombro derecho un poco borrosos por el paso de los días aparecían tres tatuajes: un muñeco parecido al fontanero del video juego más famoso, pero sin bigote. Más abajo una figura femenina de larga melena roja rizada, como la protagonista de la película de dibujos de Pixar “Brave” Y a falta de unos pocos centímetros del codo, otro tatu de dos enormes zapatos de payaso talla 44.
ResponderEliminarAl despertarme anoté todos los lugares donde nos encontramos para poder detallárselos hoy aquí. Qué curioso, ¿verdad? Existe un vínculo que nos une a los tres desde tiempos muy remotos.
Bueno ya me despido, no sin la impaciencia por recibir noticias suyas y saber si la operación resultó y nuestro SMT, se recupera. Quisiera que me disculpara por responder tan tarde a su último mensaje. Me ha llevado varios días fabricar el pequeño marcapasos, entre otras circunstancias que han hecho que me retrase, tal vez más de lo habitual. Espero haber llegado a tiempo para salvar a Muñeco.
PD: Se pasa la feria de mayo y no he recibido el collar de perlas que me prometió. Temiendo que no llegaría a tiempo. He empezado a comer ostras para hacérmelo yo. Compré varias docenas de latas pero no he encontrado ninguna perla. Sin embargo, sí me he topado con un empacho de tan baboso molusco. Por no desperdiciar tan caro manjar, me he visto obligada a devorarlo a pesar de no gustarme nada, de nada. Hubiera prefiero mejor “jartarme” de unas gambitas de Huelva. Sin las preciadas bolitas nacaradas, pensé fabricarme uno con perlas de ajo del Mercadona (que aparte de ser muy beneficiosas para la salud, podría en un momento determinado ahuyentar a algún que otro fantasma de feria) Pero lo descarté a causa del olorcillo que despedirían tales perlitas. En su lugar me he apañado un collar de las propias conchas finas, con sus pendientes a juego.
Me he dado cuenta hojeando cartas anteriores nuestras que apenas sé cosas de usted. Salvo que calza un 44 de pie. No sé donde nació, lugar ni mes. Tampoco el tono de su pelo, ni la forma de él. Y el color de su ropa, no la sé, no la sé. Estoy en inferioridad de condiciones. Pues hay un rastro mío dentro de mi blog. Y en el suyo sólo una foto borrosa en tono melocotón.
La intervención fue todo un fracaso. Los Play mobil no tenían flexibilidad en las manos, eran unos enfermeros un tanto tercos. Muñeco de trapo falleció hace unos días y su cuerpecito fue donado a la ciencia para que con él hicieran bastoncillos para los oídos y discos desmaquilladores de algodón. No no, lo siento, lo siento, es broma. Está bien, no te preocupes, se está recuperando de la operación favorablemente. Ha sido idea suya esta broma macabra. No sé cómo se lo he permitido. Se ha vuelto un poco maligno desde que una noche caí muerto en el sofá y SMT, a mi lado, vio a Billy, el títere protagonista de Saw. Desde entonces le fascina el cine de terror: el conde Draco, las tomas falsas de los teletubbies, la vida secreta de Monchito (el muñeco de JL Moreno), creo incluso que le hace tilín la muñeca Annabelle. Lo que más le gustó de la película fue el triciclo rojo de Billy. Quiere uno igual.
ResponderEliminarLa pasada noche casi me asfixia mientras dormía. Estaba apretando contra mi cara un cojín, maldad que seguro habrá visto en alguna película, cuando me desperté sobresaltado. Hice como que me ahogaba pero en realidad podía respirar perfectamente a través del cojín. Menos mal que Muñeco tiene poca fuerza. Así de arisco está, así de pérfido desde que te tiene lejos. Aunque el poroso algodón no retiene los recuerdos por mucho tiempo, se ve que te quiere mucho y solo espera que no te haya molestado la inoportuna broma del inicio.
Fíjate que a mí no me aprecia tanto, no quiere llevar nada mío dentro. Se mete los dedos para vomitar los papelitos de la huella 44, pero lo único que consigue es toser el agradable aroma menta de los caramelos tic tac. Es increíble la minuciosidad, la graciosidad y el detalle de cada pequeño artefacto que crean tus delicadas manos de aceitunera altiva, querida Ana. El corazón nuevo no lo he tenido en mis manos, claro está, pero puse a SMT al trasluz y como el algodón tiene un algo celestial y traslúcido vi la divina maquinaria. A Él le gustaba el corazón de piedra, pero poco a poco se va dando cuenta de lo imprescindible del transplante. Ya que soy LIBRA, con la piedra voy a hacerme una balanza, colocaré las dos pestañas que me mandaste a modo de platillos y en una pondré tu beso de carmín y en el otro platillo de las pesas, la piedra corazón. Así sabré la cantidad de pintalabios que usas.
Aunque progresa adecuadamente, por las noches, debido a la reciente operación, SMT tiene sudores como si fuera nativo Sudán. Se relaja con el disco Somnium, de Robert Rich, pero se vuelve a alterar cuando entra en fase REM y comienza a tararear las melodías de dicho grupo norteamericano.
Desde la operación se ha hecho vegetariano, es decir, no come nada que lleve algodón, ni dulce ni salado. Prefiere finísimas lonchas de jamón. El Dr. Alados, que realizó un trabajo sobresaliente y nos mostró su faceta culinaria al cocinarnos unos deliciosos corazones corazones de pollo al jerez que ni Ane Igartiburu, le recomendó caminar unos minutos cada día y eso hace, le cojo de la manita y damos una vuelta a la casa. No te preocupes por la seda, no es alérgico, nunca estornudó escuchando Silk Road (la ruta de la seda) de Kitaro, pero a veces se le hace un nudo en la garganta e imagino que un hilo de seda de tu pañuelito bautismal se le anuda a la campanilla de trapo, temor sin fundamento, ya que se trata de un poco de jamón que se le agarra por el esofofófago.
Continúa....
Espero que la porosidad del algodón hagan desaparecer pronto los recuerdos que lo atormentan. A caperucita, de hecho, la ha olvidado por completo, cuando a mi me parece una chica ideal para Él, pero en fin, no podemos decidir sus relaciones. A Rob Lowe también lo ha olvidado. A la princesa, por supuesto, no la ha olvidado, pero le he mostrado fotos de la princesa Rania, de letizia cuando era princesa, de la princesa Fiona, de la Cenicienta, de la princesa de Eboli, de Jordi Ébole, de la princesa del príncipe azul que se convierte en Rania y nada, no sé cual será, y como tiene media lengua estropajosa, apenas entiendo sus explicaciones.
ResponderEliminarPero las ostras, le recuerdo, deben ser de la marca más barata que encuentres, ya que pasan menos controles de calidad y cual gambusinos podemos encontrar las perlas en mayor número.
Te contaré un secreto, la historia que revela el por qué del color amelocotonado de mis fotos.
Hace muchos años, cuando era ciclista, corrí bajo el pleno y fundente sol de verano una carrera que atravesaba las calles de Mengíbar. La etapa comenzaba en CASTILLO DE LOCUBÍN, de donde soy originario, y finalizaba en una larga avenida de Linares. Pues bien, con tal sofoco iba después de tantos kilómetros, y tanto polen de olivo, y tanto miedo a ver a algún ahorcado balancearse entre sus ramas como tronco de raíces inversas, que paré al paso de la calle Real de Mengíbar, creo recordar que se trataba del estudio fotográfico de B. Castellano Molina, donde pedí un vaso de agua y permiso para llenar mi bidón. El señor, muy amable, me indicó el fondo del pasillo a la derecha, allí encontraría un pequeño laboratorio con un fregadero de la que salía una excelente agua blanda. Los ojos me brillaron, dos días antes, en Guadix, el agua del hotel era dura como los pensamientos que afloran entre los hielos del Everest. Fui corriendo allí donde me indicó, abrí la puerta y no viendo grifo por ningún lado metí la cabeza en un amplio seno (correspondiente más o menos a una talla 120), y bebí y bebí hasta que del to me sacié. Un alarido me sobresalto interrumpiendo mi satisfacción. Pero qué haces chaval!!!! Te has vuelto loco?? Que eso es líquido de revelar!! Aiii, las fotos de la boda de la Toñi, que te las has cargao!!! Anda anda, intenta vomitar eso que has bebido. Lo intenté, pero nada. Había sido el mejor trago de mi vida, ni el agua bendita del santo grial.
Con el trajín de la competición y el temor a que me robaran la bici, que no se si en MGBR (nombre medieval hebreo de Mengíbar) sois de robar medios de transporte o de rodar segundas partes: MGBR2 (Bromuro de magnesio), salí corriendo detrás del pelotón principal y a la altura del restaurante el Puente contacté con la cola del grupo. Luego, cerca ya de Linares, todo fue tomando un cariz trágico-surrealista. Faltaba poco para la meta. A sesenta por hora el sudor comienza a brotar en la cara del ciclista como el agua en el parabrisas un día de lluvia salada.
R. Gorospe, compañero de equipo, se preocupó por mi estado de salud al verme muy mal color de cara, como añejo. Tenía piel antigua, dijo. No soy yo de tener piel antigua, le contesté. Lo que si noté fue un extraño picor en la epidermis. Estaba sudando el líquido revelador. Cuando en la meta vi la foto finish para dilucidar el ganador de la etapa, comprobé que había quedado en segundo lugar y que mi efigie aparecía turbia y borrosa, envuelta en un aura amelocotonada, como si me hubiese caído solo a mí una lluvia de barro proveniente de una nube negruzca del Sahara Carbonero. A pesar de la intoxicación me había encontrado físicamente pletórico, la verdad. En el posterior control de antidopaje di positivo. Habían hallado una sustancia en la orina, una que se encuentra en los melocotones y en el estómago de los ácaros, no llegaban a determinar cuál, pero era ilegal.
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Qué cosa, por culpa del líquido donde se revelan los negativos había dado positivo. Me sancionaron con dos años sin poder competir y desde entonces tengo mal de fotogenia, salgo anaranjado en las fotos y en los espejos. Al natural tengo una apariencia de lo más normal, se lo aseguro.
ResponderEliminarLa sanción me impidió hacer carrera militar, carrera judicial, carreras en las medias y giros de Italia. Solo me permitían asistir a carreras de caracoles, pasear en bici por la Carrera de San Jerónimo y presenciar la carrera oficial de la Semana Santa.
Unos días después volví al estudio fotográfico. El dueño, muy afligido por lo sucedido me propuso volver a vernos al día siguiente ya que estaba ultimando un antídoto. Me quería dar a beber un tinte azul cian adquirido en la vecina tintorería Vip seco, color opuesto al sepia en el círculo cromático que contrarrestaría el misterioso mal, equilibrando mi alterada fotogenia. Por supuesto, no bebí la cicuta del cáliz que me ofrecía el enigmático mengibareño y salí refunfuñando de su local.
Me olvidé del ciclismo hasta que me enviaste a SMT. Rebuscando en el trastero algún juguete para Muñeco no pude encontrar el que realmente me hacía ilusión regalarle, uno muy especial que conseguí al ganar una etapa en el Tour de Francia de 1953, el leoncito de peluche de Credit lyonnais.
Resulta que SMT quiere tener una mascota, idea que yo repruebo, porque al igual que los de carne y hueso, los de peluche necesitarán de sus cuidados, gastos de veterinario-remendador, vacuna contra el neumoCoco Chanel para que no salga mascota remilgada, etc. Total, que me vio en unas antiguas imágenes del pódium de aquella etapa del 53, en la que acabé hecho un trapo, y al ver el león de peluche amarillo quiso tener uno igual como mascota. Este es el principal aliciente de mi próxima participación en la ronda gala, ganar una etapa y poder regalarle a SMT el león de Credit lyonnais para que juegue a ser Ángel Cristo. Por ese motivo la invito, querida Ana, a acompañarnos a SMT y a mí hasta Utrech, localidad holandesa donde comienza este año el Tour, concretamente, el día 4 de julio. Quiero que nos acompañe porque voy a necesitar mucha suerte, soy supersticioso y no me fío nada del maillot amarillo (camiseta que podría llegar a vestir). Todavía recuerdo, yo estaba presente aquel 17 de febrero de 1673, el desfallecimiento de Moliere durante la representación de su obra "el enfermo imaginario" vistiendo, sí señora, el maillot amarillo del Tour de la France.
Ya le anticipo que, principalmente, nos dedicaríamos a hacer turismo. No creo que dure ni una semana en competición. En el primer control antidoping daré positivo por melotogenia y fuera. Y si no, el coche escoba que sirve de apoyo a los ciclistas barre los huesos y cualquier quiromante de tres al cuarto lee los nódulos óseos del melocotón y descubre al infractor.
También quiero que nos acompañe porque, después de mucho estudiar y analizar mi mal de fotogenia, creo que la clave se encuentra en los vitrales de la catedral de Chartres. Sus vitrales esconden el secreto, el antídoto para mi mal. El misterioso bleu de Chartres, azul cobalto empleado en sus esplendidas vidrieras e irreproducible en la actualidad, debe curarme. Debemos viajar al Chartres del año 1205 y conseguir la receta del maestro vidriero, o bien, rallar unos gramos de polvo de cristal azul para tomarme un tang azul bleu de Chartres. Además, todo coincide, Cobalto es el elemento químico Co (matrícula de Córdoba) y Bromuro de magnesio es MGBR2 (Mengíbar).
Además, en agosto tengo que renovarme el DNI y he de confesarle una pesadilla recurrente que me viene atormentando. Sueño que al hacerme la foto, el matón del fotomatón cree que soy la mascota Naranjito y corre detrás de mí hasta que me atrapa para que su jefe, Al Capone, se tome un zumo de naranja acorde con las fotografías sepias que se conservan de los años 30.
PD: agradecería el detalle de las flores, las rosas dicentro de mesa quedarían ideales en el salón.
29 días después de recibir su carta, hoy he leído al completo su contenido. Ya que el impacto que recibí al ver las primeras líneas de ésta, me causaron un infarto del que aún me estoy reponiendo. Desperté en una sala del hospital de urgencias de Reina Sofía. Paradójicamente allí fui atendida por un cardiólogo del equipo de cirugía del doctor Alados. Recibí el alta una semana después. Mucho mejor del corazón pero con una terrible depresión. Tal como hiciera la reina Fabiola de Bélgica en el funeral del rey Balduino, escogí el blanco (el color del luto más riguroso entre las reinas europeas medievales) en lugar del negro como el color de duelo para esos trágicos días, donde lloré la muerte de mi querido SMT. Iba deambulando por toda mi casa como alma en pena. Así de esta guisa anduve 10 días. Transcurridos los cuales y sintiendo que la religión cristiana me había abandonado, dejando morir al pobre MT, decidí convertirme al Hinduismo. Cuyo luto exige 12 días de ritual por la muerte de un ser querido. Por lo tanto sumados a los anteriores hacen un total de 29 días y quinientas noches. Días en los que padecí y estuve sumida en un dolor continuo. Sin saber realmente que todo mi sufrimiento habría sido en vano, una macabra broma que pude descubrir unas líneas después. ¿Cómo? ¡Qué todo es una bromitaaaaaaaa! ¡Una quimera! ¡Una chanza! ¡Una burla! ¿Una cuchufleta del muñequito de los coj…….? He sufrido un infarto por nada. He sido durante este tiempo un fantasma, un pobre espíritu errante y atormentado. He llorando de noche y día por cada rincón de mi casa ¡Por nada! ¡He renunciado a mi credo y religión y todo por nada, por simple guasa! Decepcionada , terriblemente decepcionada.
ResponderEliminarPiu, piu, piu ¡Atención, atención, esto no es un simulacro! Desalojen la sala, apaguen sus ordenadores y salgan en fila de a dos, muñecos incluidos. Al parecer anda suelta una persona con gran sentido del humor altamente contagiosa, si la ven bajo ninguna circunstancia deben acercarse a ella. Piu, piu, piu , todo controlado. Cese la alarma ya pueden volver a sus puestos, encender de nuevo sus PC y continuar con su rutina. Jeje, yo también se hacer bromitas y mentir de manera descabellada aún cuando no me haya repercutido ni haya sido abducida por ningún género cinematográfico de terror (ni siquiera me ha influido el hecho de haberme subido a la atracción esta feria de mayo del terrorífico Gran Prix, del que aún estoy conmocionada pues temí encontrarme en unas de sus pasarelas con Ramón García o con la bióloga Ana Obregón) Ni tan siquiera por haber visto recientemente ninguna parte de Saw. ¡No! Todo lo que me ha movido y motivado ha sido su falta de sensibilidad hacia mi persona. Pues no sufrí un infarto pero casi. Así que también es mi deseo que le trasmita a mi querido Muñequito lo sucedido y que poco a poco me estoy reponiendo del impactante comienzo de su tan deseada carta.
Me alegro que SMT esté bien y además me consta que muy bien cuidado por usted que por fin y después de tanto tiempo de búsqueda logra estar junto a él. Aquí sin embargo se le echa mucho de menos. Bueno todos menos Príncipe. Que completamente liberado de su presencia cada día es más feliz y está más enamorado, si cabe. No sé de qué cuento es princesa, pero presume de una larga melena rubia como Rapunzel. Y a veces se sube a lomos del lobo feroz y galopa veloz contra el viento denso y endurecido por el sol. Usa sus largos cabellos a modo de lazo, como en los rodeos, para atrapar a los tres pobres cerditos. Es una princesa un poco atípica, la nuestra, una especie de Pretty Woman .Sin las altas botas de 20 leguas del ogro de Pulgarcito. Ni lleva corona dorada sino una de berilo aguamarina ,como si fuese la sirenita. Y lleva vestidito rojo de Lorenzo Caprile para bodas Suecas. La verdad es que es preciosa, no me extraña que a Muñeco le guste tanto. Aunque ahora no sé qué pensar, ya que se ha vuelto tan tétrico. Tal vez ahora le guste más la Bruja Avería, la bruja Truca y esa panda de la Bola de Cristal. Princesa odia a los electro duendes, Maese Cámara, Maese Sonoro, Maese Video, al horrendo Poty poty, a Slappy el muñeco,a Chubaca…………………Espero que aunque sea por Princesa abandone pronto esos gustos tan siniestros y vuelva a ser el dulce muñeco que era. Para ello me comprometo a mandarle unos envases de gazpacho con cerezas, que adquirí el día 21 de este mes cuando fui a la exposición gastronómica de la cereza en su tierra natal. Que pude degustar in situ además de los ricos postres y licores realizados con tan delicioso fruto de las bellas huertas castilleras. Le aconsejo no obstante que usted se abstenga de probarlo vaya que sea contraproducente el rojo cereza al tono melocotón anti fotogenia y liemos más el asunto. Pues dicha mezcla, podría revelar un tono bermellón a sus fotografías .Hasta que dé con el antídoto procure no tomar fructosa. He pensado que tal vez pueda fabricar su propio antídoto casero con azulete, que son polvos de color añil que se usaba como blanqueador para la ropa. Recuerdo verlos en casa de niña, aunque creí que ya no se fabricaban .Los vi hace poco en el Mercadona. Y quizá añadiéndole a la pócima una base de formol destinado a conservar los colores. No sé ¿qué opina? ¿desea probar a ver qué tal? Tal vez así consiga obtener su color natural de nuevo o tal vez muera en el intento por cianosis. Le aconsejo para mayor seguridad hacer antes una comprobación usando como cobaya un pez payaso o un loro arcoíris. Por aquello de su buena fotogenia y de sus lindos colores. Bueno ya me contará si decide seguir mi sugerencia ya que me es imposible acompañarle a su viaje en busca del antídoto. Lo que más lamento es perderme ese fantástico histograma de cristal sobre Blue (de Lee Ryan) Es por ello que me veo en la obligación de trasmitirle como solución la mezcla del azulete con formol para ver si elimina del todo su color sepia, jibia, choco, cachón-deo. Siempre y cuando no tenga ictiofobia ni ornitofobia. Que ya sería mala suerte ¿no?.
ResponderEliminarCon referencia al detalle de volver a coger una bicicleta ta ta ta ta chan. Y debido a su aspecto de conexión vintage, le recomiendo por ser más apropiado a su situación, que use un velocípedo de 1870 de rueda alta. MT le puede acompañar, sino tiene aún su triciclo rojo, con una pequeña bici de malabares. Siempre y cuando lleve calcetines elásticos para estirar sus pequeñas piernecitas diabólicas de trapo y así poder llegar hasta el PEDAL. Si como es natural, no logrará enfundarse la camiseta color limón(que además le iba a crear adicción a los chistes y chicles ácidos) Y con ello , no lograr traerse a casa el leoncito de peluche, cosa probable, pues MT sin duda le retrasará por su poca experiencia en tour. Aunque he pensado que puede probar a ponerle unos cascos con música adecuada para que le motive y de velocidad (sugiero le ponga el tema de azul y negro “me estoy volviendo loco” de la vuelta ciclista a España-82) Yo cada vez que la escucho salgo corriendo. No obstante tiene todo mi apoyo y le deseo suerte , espero que alcance todos sus objetivos. No se agobie sino logra el tan ansiado peluche ,no debe preocuparse. Sé cómo puedo conseguirle uno. No se trata del peluche de Credit lyonnais, pero puede dar el pego y proporcionar a SMT esa ternura y fragilidad que ha perdido desde que se marchó. Se trata de “Leoncio” el muñeco de la ventrílocua Maricarmen. Es tan tierno y modoso que seguro le ha de venir bien para disminuir su grado de maldad. Si le parece bien y lo quiere, se lo haré llegar con mi falda de vuelo azul cielo el mismo día de vuestro regreso.
ResponderEliminarPD: La vuelta ciclista finaliza en Paris el 26 del Julio, curiosamente el día de Santa Ana.
No sé si recibiré pronto noticias suyas, sino es así lo descubriré a la vuelta de las vacaciones. Les deseo a ambos un feliz verano, hasta la vuelta.
Ana C.
Me cuesta decirle esto, Ana. De verdad que me gustaría poder decirle lo contrario, pero cuando la menciono en mis largas conversaciones con MT es como si le nombrase a una extraña. Es increíble, tiene muy poca memoria, las pocas neuronas que tenía las empleó para olvidar el trauma que le ocasionó Rob Lowe. No le queda chatarrilla neuronal para pagarse los recuerdos. Es muy injusto, porque si está aquí es gracias a usted, que lo rescató y curó con tanto primor y tantos productos de las perfumerías Primor. Solo frunce el ceño y esboza una mueca cuando le muestro las fotos suyas en las que sale con una maleta y un libro antiguo. Entonces parece recordar algo.
ResponderEliminarLo estoy reeducando, intento meterlo en vereda, no quiero que siga por esa senda de malicia y bromas macabras. He reducido los viajes en el tiempo y mis consiguientes ausencias del hogar. Me he volcado en su formación y creo que estamos a tiempo de hacer de Él un buen ciudadano Kane. Me afligió muchísimo haberle causado esos problemas de salud por la tan desgraciada broma. También me dolió no tener noticias de su ingreso hasta pasadas unas horas, ya que luego pudimos disfrutar de 471 días recorriendo el mundo conocido.
Peripecias que narro más abajo en esta misma carta, después de siete minutos de publicidad……….…….Yo soy aquel negrito DEL ÁFRICA TR……..
Habría acudido al hospital en alguno de mis estrambóticos medios de transporte. Últimamente uso una mesita de noche supersonica (supersonica sin tilde para sea más aerodinámica) con ella, lo mismo compro unos piononos en Santa Fe o un chausson pomme en París para acompañar al capuchino veronés del desayuno. También me estoy aficionando a viajar saltando de palabra en palabra, usándolas como alfombras mágicas sustentadas en el acto respiratorio de la oratoria, pero esta técnica la tengo que desarrollar debidamente antes de exponerla en la Expo Milán 2015.
Por otro lado, en esta sociedad de la imagen y la información, creo importante resolver mi mal de fotogenia, ya no estamos en el siglo XVIII. Entonces no me importaba salir sepia, con un choco abrazado al cuello o apostándome el todo o nada a lo que decida el pulpo Pol Pot. Tengo que ponerme las pilas, voy a seguir su consejo y voy a acudir a esa tienda a comprar el azulete. Lo que no entiendo es que para blanquear se use azulete, será como para ligar, que se usa colorete, o para torear, que se usa a Manolete, o para el frío, que se usa un burlete. Por esa regla de tres (mira qué tacaños, repartirse una regla entre tres), Júzcar, el pueblo malagueño que se pintó por completo de azul, fue usado por Gargamel, como paraíso fiscal de la Serranía de Ronda para blanquear el dinero extorsionado a los Pitufos.
Vivo en un magnífico ático desde donde se le puede dar de comer cemento a la luna y de beber Martini a los ángeles, desde donde veo tender la ropa en la azotea a los habitantes de la vecina torre de Babel. Normalmente, cuando salgo de mi ático es para realizar un viaje en el tiempo, y eso lo hago sin moverme del sofá. A veces, cuando quiero disfrutar de un día de campo me agarro al hilo suelto de alguna nube, made in China, y vuelo sujeto a los suaves y blancos arneses de los cirros hasta que la nube se disipa y caigo de culo sobre la mullidita duna de Bolonia. Pero Mercadona está muy cerca de casa y las nubes no realizan este tipo de trayectos cortos. Te dirás, pues sal por el portal a la calle como todo el mundo, so babilónico!!! O por la rampa del garaje con el cochee!!! Pero es que cuando bajo al sótano las puertas del ascensor dan al metro de Oporto. Si antes de bajar tomo una copa de Oporto aparezco en el metro de Lisboa. Si escucho un fado lisboeta aparezco en una estación de México acDC. Si me tomo un tequila doy al metro de Nueva York, y así en multitud de países hasta que me desplomo con una cogorza del quince y mi ascensor da a una estación de Moscú. Debería avanzar hasta que apareciese en la ruleta el metro de Sevilla, pero pueden pasar años.
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ResponderEliminarOtra opción, la más lógica, es salir por el portal del edificio, pero desde hace años un señor en el asiento trasero de un coche me vigila para seguirme en cuando salga por el portal. Siempre el mismo hombre, cada día en un coche distinto. Lo puedo ver desde la terraza siempre a la misma hora, un día en un Mercedes Benzocaína, otro en un Seat Oso panda, otro con un Audífono, otros, los días más terroríficos, en un Rolls Royce Phantom o en un Ford Spirit . Ese señor piensa que cuando decida salir de casa será para robar el legendario diamante azul, o diamante de la esperanza, que fue donado en 1958 al museo Smithsoniano (no de Will Smith y Sonia Monroy), ubicado en Washington acDC. Ese señor sabe, como yo, que unos gramos de dicho diamante o unas ralladuras de reflejo de una vidriera de azul de Chartres solucionarían mi fotogenia.
Yo voy a probar su teoría, doña Ana de las tejas verdes, la del azulete, es la que me pilla más cerca aunque también es la más arriesgada. Voy a tomar, en lugar de sacarina, azulete de mercadona.
Al final, para salir del ático, cogí el helicóptero de play mobil, le di baños en claras de huevo, le di Ana-bolizantes y batidos hiperproteicos y se convirtió en un drone. Luego le fui colocando pesas, progresivamente, en las aspas, hasta que llegó a levantar 10 kg. por aspa, un total de 20 kg. En una semana ya subía en volandas hasta la terraza los sacos de cemento de 60 kg que se come con su cuchara redonda la luna para desayunar. El otro día nos consiguió levantar en peso a MT y a mí. Que me aspen, que pedazos de aspas que tiene mi drone!! Y dije, ea, niño viejoven de Trapo, ya nos podemos ir a la tienda, coge las bolsas antiguas del Continente, que no nos las cobren esos tipos de verde y blanco roto del mercadona. Aparcamos en una plaza reservada para Dummies (ya que la DGT me confirmó que los muñecos de trapo entran en la categoría de Dummies) y entramos. Fui directo a la zona de droguería y cogí el azulete, pero vaya tarde que me dio SMT. Descubrí que está afrancesado. Quizá, no lo sé, cuando vivía contigo se hizo adicto al suavizante de Marsella, porque le encanta, de hecho, no vuelco el suavizante en el cajón correspondiente, MT se bebe dos tapones de suavizante a palo seco. Luego pongo la lavadora y después del centrifugado sale el tío, sin mareos ni nada, sale por su propio piececito del tambor porompompón, por la escotilla de goma sale haciendo pompitas de jabón de Marsella y oliendo a vividor de la Costa Azul francesa, que solo le falta su pantaloncito de lino y una Barbie a escala MT. Desnudo se pasea por la cocina, excitando a una pareja de manoplas de cocina con las caras de Pili y Mili.
Como me dijiste, hice primero una prueba con el azulete. Se lo eché a un melocotón rojo y se convirtió en un melocotón amarillo, color caucásico tirando a oriental. El melocotón me dijo: "sácame el hueso, por favor o por babor, que me atraganto". Mi magia hizo que se lo sacara sin abrirlo siquiera. Luego me dijo: "señor Martín, ha salvado la vida a un melocotón en apuros, siga mi consejo y revertirá los efectos del mal de fotogenia. Es muy sencillo, ralle unos gramos de ese hueso al que se ha filtrado el azulete, mézclelo con unos miligramos del diamante azul de la esperanza y disuélvalos en el zumo resultante de la carne del melocotón al que extrajo el hueso, en este caso, la mía. Puede añadir a la pócima unas gotas de formol para pillar un puntito y que le sepa mejor. Bébase el contenido sentado en el tercer banco de la catedral de Chartres a las 6 de la tarde un día de julio, a esa hora la luz solar pasará a través de una vidriera azul. Su maldición, entonces, habrá concluido".Tras estas palabras el melocotón murió de zumo.
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ResponderEliminarAl final no he participado en la presente edición del Tour de Francia. Cuando vi las máquinas de dos ruedas que tienen, ufff, son ligeras como plumas, como el papel aluminio de un bocadillo de salami. Cuando vi esa indumentaria de neopreno veraniego con las piernas depiladitas de vedette imberbe, ese taconeo de zapatillas rígidas de sport, y ese moreno ciclista cangrejo-caucásico en el brazo, de corte de helado turrón-nata. Uii, no no, que luego doy la nota en las playas de las Maldivas o en las de Dubai. Sobre todo, por esto último, decidí no correr. El día seis salimos de Utrech hacia Sevilla. De camino, y sin que Muñeco se enterase, me abrí una cuenta en el banco Credit Lyonnais y me dieron un león de peluche. Luego nos pasamos por la catedral de Chartres y a eso de las seis de la tarde invoqué todas las fuerzas de la naturaleza, eché medio gramo de diamante azul y dos gramos de hueso de melocotón en un vasito con el zumo del melocotón deshuesado, unas gotas de formol y un débil rayo de luz azul propició el milagro. A la salida del impresionante lugar me saqué una foto en el fotomatón y salgo como nuevo, como amanecen algunos días después de la tormenta. Esas mañanas nítidas y limpias en las que todo resplandece y la naturaleza más viva que nunca parece posar para el extraordinario pintor que se atreva a retratarla desnuda y deslumbrante. Continuamos unos días más por nuestro maravilloso país vecino. Me encanta Francia. Visitamos los castillos del Loira, la Dordogna y su Perigord noir, los Pirineos. Preciosísimo. También estuvimos en Lourdes. Allí se confesó MT, y créeme, tenía mucho que confesar.
Muñeco está muy contento con el león franchute de Credit Lyonnais, aunque no entiende ni una palabra de lo que dice. Muñeco solo sabe decir Oui, pero yo me río cuando dice oui porque pone una boquita que es para mondarse. Ya ves, Él, que tiene una lengua trapajosa y apenas parlotea castellano con acento jienense. Así que estoy deseoso de ver la falda de vuelo surcar las nubes junto a las estelas de los aviones que parecen carreras en las piernas del cielo de Maricielo. Por cierto, tengo que hacerme una foto riendo y con pantalones de grandes bolsillos, a ver si salgo con blanqueamiento dental y los bolsillos llenos de billetes después del blanqueo de capitales y pueblitos blancos de la sierra de Cádiz. Viva el azulete, Viva!! Viva!! (¿y cómo vive el azulete?)
Qué rollo, me sobró casi todo el diamante azul después del brebaje. Voy a masticarlo y cuando lo tenga trituradito les voy a regalar unos pendientes a todas las pitufas Juzcareñas y empastes azules indestructibles a los pitufos juzcareños.
continúa...
Continuación...
ResponderEliminarVuelta de la publicidad…..LECHE, CACAO, AVELLANAS Y AZUCAR.... Morcillaaa ¡!! Bueno, tras la publicidad voy a explicarle por qué durante 29 días y 500 noches anduvo como un pobre espíritu errante y atormentado, como un fantasmilla cabreado al que le hubiera caído una gota de lejía en su sábana tan blanca, reluciente y fantasmal. Resulta que no ha permanecido ausente durante 29 días, sino durante 500 días con sus correspondientes noches, pero de 471 días no conserva recuerdos. Casi año y medio en el que hemos estado viajando los tres por todo el mundo conocido. Casi a la velocidad de la luz, viajando de la sede de Endesa a la de Iberdrola pasando por el siglo de las luces. Del Cabo de Hornos al Cabo de Gata. De comernos una pata de cordero al horno en Segovia a comernos un menú vegano en Kerala. De correr la maratón que rodea y anilla Saturno a contemplar el vuelo del pichón macho en la ciudad inca de Machu Pichu. De dejar la segunda huella en la Luna, primera de la 38, a subirnos a la noria satélite Sputnik y ver desde allí la guerra fría y la guerra de las galaxias. De ayudar a envolver los regalos a Papa Noel en Finlandia a traernos a la casa del burrito de Rute al agotado burrito del cafetero jubilado Juan Valdez. Del desierto de Atacama al tren cama Transiberiano. Del Louvre al lóbrego y precioso bosque de Irati. De la muralla China al restaurante la muralla China de Ávila. De los Apeninos a los Andes. De Segura de la Sierra a la Sierra de Segura. Del siglo de oro al siglo 00 de los aros de cebolla. De casa de JL Moreno, de visitar al muñeco muchimillonario Rockefeller, a la de Maricarmen para robarle su querido Rodolfo, el león que, aunque no lo recuerde usted, querida Ana, se lo quitó de muy malas maneras, con la inestimable ayuda de SMT, que le tiraba de los pelos a la ventrílocua.
Pero no fueron esas aventuras y desventuras, viajes y travesías, las que la aturdieron, Ana. Ocurrió que cansados de dar tumbos por el mundo, decidimos llegar al Polo Sur y escarbar un poquito hasta dar con el hilo del eje diametral que cruza la tierra hasta el Polo Norte. Empezamos a tirar y tirar del hilo y cuando nos dimos cuenta lo habíamos sacado por completo (como cuando sale el cordón de unas bermudas, y lo que cuesta volver a pasarlo!!). En el otro extremo, ciertamente, había un poco de hielo del Polo Norte. Luego, usted decidió enrollar el hilo alrededor de la esfera terrestre, como si de un trompo o peonza se tratara, y jugó a tirarlo contra el suelo de la vía Láctea. Entonces, ya en el suelo, la Tierra comenzó a girar y girar y girar sobre la punta del Everest y nosotros tres, en el centrifugado de esta inmensa lavadora salimos volando cada uno a un lado y hasta hoy. Hoy, unos días antes de lo previsto, me ha llegado Leoncio, Rodolfo el león, en su preciosa falda de vuelo azul cielo. Pero estoy muy preocupado por su paradero, querida Ana. Yo caí magullado cerca de las Torres del Paine, en Chile. A MT me lo había metido dentro de la camiseta interior y no le pasó cada, viene acolchado de fábrica. Si hasta mi ático ha llegado su falda, no me quiero imaginar lo aparatoso de su descenso. Y otra cosa, me tiene que decir cómo hacer para que Rodolfo el león hable, porque SMT lo esta deseando. Yo creo que el tierno y modoso león de peluche tenía el don de la palabra, nunca me creí que Maricarmen hablase por ellos.
PD: MT y yo le deseamos también un feliz verano.
Como tengo un tallaje inferior, mi cuerpo dió 1872 vueltas de campana más que el suyo. Vi desaparecer a Rodolfo (el león) en las mil y una vuelta primera. A tal velocidad salió despedido de la falda que yo no pude hacer nada por él. Sólo ver como su imagen desaparecía distorsionada, como una pintura de Francis Bacon.
ResponderEliminarFinalmente di con mi 38 en el filo de la cinta transportadora de equipaje
cuando aterrizó la enorme enagua. Ya que tras tanto giro la falda, fue aumentando de tamaño. Pasando de una M a una XXXL. Como pasa de talla la bola de masa de una pizza moldeada en las manos de un pizzero.
La enagua -platillo volante, terminó posándose en suelo lunar. Y como una astronauta floté por el espacio enganchada al hilo dental del eje diametral de la bracket- cremallera de la boca de una maleta (tócala) Sam- sonite plateada. Los reflejos de la cara oculta de la luna dieron a mis cabellos un tono lunático. Pues mi pelo se vuelve camaleónico cuando no viajo en el tren que me lleva desde la vía láctea hasta el valle cremoso de Lactovit.
Otra posibilidad que pudo ser causa de nuestra separación, podría haber sido que al dar yo tantas vueltas de campana, se hubiera cumplido su teoría del hermético sendero onírico:
<< ¡Dong!¿Oyes la campana? Es el corazón.
Tardará una hora en volver a latir.
Si un corazón late setenta y dos veces en un minuto,
en el mundo de los sueños,
ese minuto equivale a tres días, a setenta y dos horas.
Y dos horas equivalen a un año.
Entonces durante una noche
viajé cuatro años
dentro de la cámara secreta de los sueños
del acristalado zepelín que surca el éter,
traspapelando las estrazas del tiempo y del espacio>>
Cuatro años que nos separaron querido Martín´S (La S es de su primer nombre)
ResponderEliminarEn ese tiempo he viajado a través del OCÉANO GLOBAL con LA TRIPULACIÓN CELESTE-(Barber), surcando NUBES DE NAIPES , navegando entre olas de queso filadelfia y pescando nebulosas de cangrejo para cenar. Mientras, en el cuarto barco menguante ondeaba su bandera como un cometa, entre auroras boreales hacia Júpiter, dirección al faro de Ana-nké. Alli en aquella COLONIA BLANCA DEL OLVIDO, note rápidamente y a pesar del jet lag, el CAMBIO HORARIO que hay de Ananké a la Tierra.
Me sentía confusa, perdida y muy sola, a pesar de gozar del enorme privilegio de ser como la “principita” de aquel satélite, enteramente mío. Pero al fin y al cabo sola, sin una rosa que me hiciera compañía, ni una margarita, ni una flor de loto, ni de lata siquiera. No tenía a quien decir: -Te quiero…… eres el centro de mi corazón; -Te quiero como la tierra al sol. Tampoco disponía de un naufrago- balón Wilson, como el que tenía Tom Hanks en aquella isla. Sin embargo descubrí tres estrellitas –castro, junto a la constelación de libra (donde cada noche equilibraba la separación exacta de mis pestañas) a las que bauticé con los nombres de DODO, DADO, DADÁ. Y que serían desde aquel momento mi única compañía. Hablaba y hablaba con ellas todo el espacio-tiempo de que disponía hasta que me dormía.
Las conversaciones con Dodo eran muy cortas. Era muy pesimista ¡lo veía dodo negro! Sólo discutíamos, pero entretenía mi tiempo. Se creó entre nosotros un vínculo de amor y odio, que tenía su BÉLICA BELLEZA. Pero a pesar de nuestros enfrentamientos, no podía estar sin él.
Dado, era muy desconfiado y cuadriculado. Al principio creí que a pesar de su doble cara, me apreciaba. Pero descubrí que no sólo tenía dos caras sino siete. Defendía a muerte la probabilidad de que las cosas sucedían por cuestión de suerte nada más. Creyendo en el azar por encima de todo.
Dadá, por ser la única chica del trío, era sin duda con la que más congenié. Alegre, divertida, con gran sentido del humor. Conversadora y gran entendida en moda. Tenía la manía de ir canturreando a todas horas la canción de Police “dududu, dadada” ….. . Me dormía muchas veces escuchando la cancioncita. Hasta que me vencía el peso de la fatiga y un BOSTEZO DE PESTAÑAS cerraba mis parpados .Entre bostezo y bostezo soñaba y echaba de menos mi casa, mi cama, mi corazón Rob Lowe……. y a Muñeco, sobre todas las cosas a él y a su boquita torcida (como el ojo de Fernando Trueba). Mi muñequito dulce y bello con su pelo brillante engominado con algodón mágico, sus zapatitos con sus cordones de hilo. Y su corto cuello perfumado con mi colonia don algodón. En los bolsillos de su peto llevaba chicles de clorofila, para la FOTOSÍNTESIS DE LA MEMORIA, pues era ¡tan olvidadizo! Además cada vez que lo bañaba, se le borraban de su cerebro las palabras y había que volver a enseñárselas. Las aprendía de nuevo en una PIZARRA magnética OC SYSTEM desde donde trabajábamos creando para él un DICCIONARIO DE LA LENGUA OC. Sin saber exactamente el motivo las palabras que empezaba por “oc “ u aquellas que eran octosílabas no se borraban de su cabecita por más que se lavara.
Pasaba gran parte del tiempo añorando a SMT, en aquel solitario escenario vacío, sin telón, ni PATIO DE BATUCAS. Sin saber muy bien si alguna vez regresaría. Permanecía largas noches bajo la luz del faro, esperando divisar algún velero bergantín, en busca del planeta del tesoro. Que no llevara en su trinquete, a pesar de ser pirata, una bandera negra. Sino el blanco emblema de paz , de LA PALOMA DE CENTRAL PARK. Esperé y esperé mientras las lágrimas de san Lorenzo caían embarrena-rock, empicadas a mis pies. Aplastadas como la losa humana en el ARBÓREO campo de Auschwitz.
ResponderEliminarSeguí esperando, con el MIEDO VARADO en la orilla de una nueva luna, en su fase de luna nueva. Con el frío en mi mirada y la lejanía de mis tres estrellas. Cada vez más sola y perdida. Derrumbada, agotada y apenas sin aliento. REQUIEM DE LA RESPIRACIÓN que agonizaba asmática en mis pulmones. De pronto pasé a ser abducida por la inspiración de un gusano de agujero negro, transportándome desde su nariz a otra dimensión. Me vi sumergida en un espacio donde yo era materia, lugar y tiempo. Un viaje tridimensional que lo mismo me transportaba de GRANADA-NUEVA YORK-LA NADA, a una INDUSTRIA GRIS. Podía ser parte del contenido de una poesía HAIKU, o dejaba de ser estrofa DEL HIMNO NO OFICIAL DE GROENLANDIA. De ser gota de rocío en un frío amanecer tras la RESACA DEL GALLO DE MORÓN. A frondosa ARBORESCENCIA en el valle del Baztan. He sido la mano que ha puesto DOS BOZALES Y UNA LENTILLA a los alaridos ciegos del maltratador. Fui quien dejó HITOS CALIMÉRICOS en el gallinero de Calimero. Y un LAGO ETCÉTERA DE METÁFORAS FINESAS.
Finalmente acabé aquel extraño viaje a través de la larga cola de gusano. Donde empezó todo. En el principio de los renglones de este papiro negro de la web. En el principio de los principios, del esqueje. Entre las aventuras, peripecias y andanzas del maestro de quiromancias.
Aquí estoy, llegué un martes dieciséis de diciembre a eso de media mañana .Al puesto filantrópico del mercadillo de Coria del Río, Sevilla. Mientras usted desleía la mano a un hombre sin oficio ni beneficio.
PD: Me alegro que decidiera llevar a cabo mi consejo. Ahora puede pasar sin temor la prueba del algodón. Y como el tal “don limpio” frotarlo por su rostro ictericio o de emoticono ascii. Y comprobar que ahora disfruta de un color de piel blanco nuclear o blanco cerrillo. Para próximas fotos con sonrisa Profident a juego con su rostro pálido. En pago a mi buen consejo y como aún no he recibido las famosas perlas prometidas .Antes de lanzarle lindas perlas que quieren brotar de mi deslenguada boca. Le hago saber que me conformaría con recibir, una vez le haya sobrado polvo azul de diamante para pitufos, la cantidad justa de polvillo que quepa dentro de mi azucarero. Y así con mi taza de Audrey Hepburn, poder tomar cada mañana , desayuno con diamantes.
Ana .C
Aquí espero entre diamantes a la más atrevida espeleóloga, capaz en estas infectas profundidades petrolíferas de excavar con su imaginación hasta hacer brotar de la negrura un campo de amapolas.
ResponderEliminarMe ha maravillado su travesía por el espacio a lo largo de los agujeros de gusano de seda. Mientras tú surcabas, como el “Altazor” de Vicente Huidobro, esos mundos lejanos, yo he estado detrás del monitor, a oscuras tras la pantalla, hibernando como un muerto no muerto en el fondo negro del blog. Descansando de la rutina en el piso abuhardillado del bloque de viviendas del antiguo París (3ª planta que aparece a la derecha de la columna de los textos). Una noche me quedé dormido sobre el reverso de la pantalla táctil y tu uña pintada de rojo se me metió en el ojo cuando deslizabas el texto con el dedo, quedándome el ojo como un tomate sherry.
Así que he estado aquí, en silencio, observando el oscuro universo por si veía un gusano de seda volador. Como no lo veía (con lo fácil que es tomar la autovía A4) me hinché a comer bolsas de gusanitos y ahora tengo un cutis color gris lechoso de luna menguante. Dentro de ese sucio y húmedo cuartucho me abrumaron tus textos, y como sabrás, cuando uno se siente abrumado, este estado se traduce y desemboca irremediablemente en que un camión de granadas desgranadas de la costa tropical de Granada vuelca su cuba sobre uno, hasta quedar completamente sepultado e inmovilizado en las arenas movedizas de esos granos de fruta. También sabrás, y si no te lo recuerdo, que el 0,00001 elevado en globo a la película Pi al cuadrado de tener la hipo-tenusa del cateto a babor de Alfredo Landa, dividido entre cualquier número al azar (entre el 0 y el -0 que se encuentra al otro lado del infinito conocido), sumado al número de tu pie, que después de tantas vueltas y dislexias será un 83, y no un 38, dará como resultado que el 0,00001 % (cifra inicial) de las granadas resultan ser granadas multicolor. Dentro de las cuales cada uno de los granos tiene un color.
Tras varios años alimentándome de granadas encontré la primera granada multicolor, y dentro de ella había un grano azul pitufo ideal de la muerte para convertirlo en diamante azul. Guardé ese grano y me comí el resto. Desde entonces cada día tengo los ojos de un color y las uñas de los pies y de las manos me cambian de verde, a ámbar, y a rojo semafóricamente hablando. Tengo dientes de oro, de plata, colmillos rojos, muelas color toalla beige y de color aguacate, paletas color caries profundo, el cielo de la boca lo tengo color infierno, la lengua me resplandece como la Torre Eiffel de madrugada y cuando estornudo me rodean fuegos artificiales como si los ácaros de mi sofá celebrasen el año nuevo del calendario bombero chino.
Mi sudor es arcoíris y convierto todas las camisetas blancas en maillots ciclistas de campeón del mundo. Mi cerebro se ha coloreado como en los libros donde se representan las distintas partes del cerebro y me atormentan dos cosas desde que me comí esa granada multicolor: que los dentífricos solo dirijan su publicidad a los animales dentados y que la voz de Alberti a su regreso del exilio en Italia me recuerde a la voz de Maradona, eso es algo que no me deja conciliar el sueño.
ResponderEliminarPero a lo que iba, para que no me lances lindas perlas (ya que el polvo azul pitufo lo despilfarraron en Júzcar, fíjate que lo usaban para pintar el cielo de azul cuando estaba nublado o directamente lloviendo), voy a enviarte ese grano azul y sigues mis instrucciones para convertirlo en polvo y luego en diamante. Es un proceso muy fácil, lo describe el manuscrito Voynich con toda claridad. Primero aprende euskera, luego deshuesa una aceituna e introduce en su lugar el grano azul. Busca el olivo del que salió la aceituna y coloca la aceituna rellena del grano azul anchoa en el sitio exacto donde brotó. Después, aléjate unos metros del árbol y dibuja en el aire con el dedo índice el contorno del olivo. Delimita cuidadosamente ese espacio y dale marcha atrás al tiempo de su interior. El viaje temporal solo se dará dentro del espacio dibujado por tu índice mengibeño, tú debes permanecer en el presente. Siguiente paso, cuando el olivo haya retrocedido décadas o siglos (para ti habrán pasado dos y tres minutos a lo sumo) y solo quede una raicilla, desentiérrala. Coloca el grano sobre una ikurriña puesta a modo de mantel sobre la mesa. Finalmente susúrrale al oído azul el “Andaluces de Jaén, aceituneros altivos...”, en euskera.
Si has seguido mis instrucciones, aparentemente y al tacto, el grano estará exactamente como antes del proceso, pero ahora podrás convertirlo en lo que imagines. Solo tienes que imaginar que es un diamante perfectamente tallado por orfebres cordobeses para que lo sea. O imaginarte que es una llave que abre todas las puertas del mundo. O que el grano azul de granada es un acuario, y al momento te encontrarás buceando entre caballitos de mar y sardinas (pero sin el espeto).
Solo te recomiendo que, cuando no lo uses durante un tiempo, imagines que es polvo, ya que en este estado neutro se conserva mejor y no se vician los átomos que lo conforman. En otra ocasión te explicaré cómo cultivar las granadas multicolor para que dispongas de cuantos granos quieras para sumergirte en la imaginación sin restricciones, y para que se coloreen aleatoriamente, si las comen, todas las partes de tu bello cuerpo.
Ahora me queda averiguar la forma de entrega de tan preciado grano azul.