El encuentro
Mi álter ego fue un muñeco de trapo del período de
entreguerras. No lo digo yo, me lo dijo él antes de morir en mil novecientos
treinta y cuatro, año del cierre de los grandes almacenes Madrid-París.
Grandes almacenes Madrid-París durante el verano de 1930.
Allí, en el treinta y dos de la Gran Vía madrileña
estuvo en venta durante meses. Había como siete u ocho muñecos de ese modelo, muy
parecidos, claro está, pero cada uno con sus peculiaridades. Este en concreto
tenía la boca más pequeña y la sonrisa un poco torcida. De cara me recordaba a
Marco, el niño que viajó de los Apeninos a los Andes, pero con una ropita parecida
a la que lleva el fontanero Mario Bros, roja y azul.
El muñeco me llamó la atención desde la primera vez
que lo vi. La ternura que me inspiraban era inexplicable. Tuve la tentación de
comprarlo, pero me parecía insensato e inquietante la sola idea de hacerme con
él, siendo yo, ya por entonces, un adulto.
Pasado un tiempo, pensando en un regalo para mi
sobrina, decidí no perder la oportunidad y comprar el simpático monigote. Aunque
no fuera para mí, lo podría ver a menudo.
Para entonces, los grandes almacenes habían cerrado y
el rastro de aquel muñeco de trapo se perdió para siempre. No así su recuerdo.
Testamento del muñeco de trapo
Declaro heredero universal de
mis carencias a D. Martín de la Torre.
A él dejo los bienes de mi
soledad que a continuación detallo:
Una pelusa azul en el ombligo.
Pelusa criada por peces
umbilicales de agua triste,
en un lago donde las boyas
son puntos de interrogación,
las interrogaciones cisnes y
los cisnes hidroaviones a la deriva.
Otra pelusa azulona en la
axila, mínimo común detonador de la tosferina.
Dos fósiles ojos a desembocar
en ciegos horizontes,
como las carreteras que mueren
en el mar Acantilado.
Una bolsita de caramelos de
naftalina.
En verano consumirlos con
moderación.
Son antihumectantes y hacen
perder el habla.
Un mullido ejército de pelotillas
como paracaidista caspa recién
esquilada.
Un ovillo de nieve (óvulo de
lana mansa)
y una estalactita (congelado
espermatozoide)
para confeccionar, rellenar y
reparar muñecos de trapo.
Una cremallera sobre tela, convertible
en columna vertebral bajo la piel.
El heredero
del Mesías
No pasé hambre ni durante ni después de la guerra.
Tenía el falso apetito de un peluche, antojos de algodón.
Vacío por fuera y por dentro, hecho un trapo,
mi hambre era la boca de un mudo.
Recorrí sin éxito las tiendas donde me dijeron que
podía estar.
Mi dilema era una jauría de puertas de taracea
tartamuda
con miles de subpuertas en conflicto de ladridos.
Podía comer igual que las guadañas o los protagonistas
de un sueño
y comía platos de nada y fuentes de nada hasta dormir
saciado.
Vacío por dentro.
El eco del pulmón par se perdía buscando a su hermano.
Me sobraban costillas para fabricar con ellas
los peldaños que los suicidas usan para saltar desde
la luna.
Me sobraban los intestinos y los azulejos de las uñas.
Me sobraban los cerebros y el pensamiento.
Me sobraba la moral y no mirarle el escote al cadáver
de la señora.
Me bastaba soñar con una cucharadita de algodón para
mi relleno.
La solución del
heredero.
Europa sentada en el globo terráqueo,
dócil como la escama de una carabela vieja
o el posavasos del otoño en la mesa de un parque.
Cae Europa y caen los otros continentes femeninos.
Les puede el viento. Les sube la falda.
Los países muestran sus piernas
y yo los visito sentado en mi cadáver,
que es la mejor forma de viajar sin levantarse del
sofá.
Paso las horas muerto mirando el mundo caerse.
Cuarteado atlas de seniles pegatinas, pegadas a qué raíz.
Compré la primera pieza de un paraguas,
un tarrito de cristal con cuatro gotas de agua.
Las demás entregas del coleccionable
consistían en un murciélago adulto,
un rodillo de cocina, un bastón y finalmente, la
lluvia.
Luego ensamblé una retroexcavadora
con un tenedor y un saco de tierra fértil.
Y coloqué el primer ladrillo de mi felicidad
con mortero de cocaína y libros de autoayuda.
Un día ocurrió algo milagroso.
La rotación, última pieza del globo terráqueo,
efectivamente, hacía girar el convexo puzzle
a un ritmo tan frenético que el mundo se tambaleó
y tuve que colocar una Biblia sobre la peana.
Llevado por una irrefrenable curiosidad
posé un dedo y el planeta se detuvo.
Bajo mi lupa, la lluvia y la vegetación, la formación
de los continentes
e inclementes desastres naturales:
inundaciones, volcanes, tsunamis, terremotos,
deforestación.
Todo al unísono. Secuela de la repentina detención del
giro.
Decidí equiparar la rotación de mi esfera
a las veinticuatro horas de su modelo.
Ser yo la atmósfera del nuevo mundo.
Ser yo el trapo cobertor de la esfera.
Ser yo la funda de la jaula o la capucha de cetrería.
Ser freno y abrazar mi mundo con presión científica.
La consecuencia. La constitución de Andrajo.
Artículo 1
El nuevo planeta se llama Andrajo
(material que constituye su atmósfera).
Artículo 2
Andrajo es una esfera perfecta
no achatada a lengüetazos por los polos.
Su horizonte duerme sobre un vientre redondo
y no sobre la almohada de un boxeador.
Artículo 3
Andrajo no tiene luna. Aunque sobra una bola blanca de billar.
Artículo 4
El calendario Andrajoso sustituye al Gregoriano.
Se toma como referencia el año de la muerte de Muñeco
de Trapo.
El año 2015 DC pasa a ser el año 90 DM.
Artículo 5
Las líneas de metro son las raíces de un árbol
que no llamaremos manzano, sino túnel.
Sus frutos son maduros pétalos de tuneladora,
alimento, y sus astillas, fotosíntesis o panacea.
Artículo 6
Los padres serán diales de una emisora resintonizada.
Los abuelos tienen condición de sabio y los nietos de
mocoso.
Artículo 7
Anticiclón es el nombre de la religión que reemplaza a
globalización.
Artículo 8
Se prohíben las borrascas, las dudas y las goteras.
Se prohíbe acumular saliva en los tejados.
Artículo 9
El fuego modifica sus propiedades.
La llama será fuego fatuo de animal andino
y el humo tul de fantasma con aroma de azahar.
Artículo
10
Se dejará pensar tranquilamente a las vacas.
Disposiciones adicionales
Los túneles con colesterol serán sometidas al colibrí.
El órgano más importante de las flores de Andrajo será
la fragancia.
Aunque algunos pétalos resistentes se emplearán como
válvulas cardiacas.
Los espejos serán animales solteros libres de
encontrar su reflejo.
Los dátiles podrán estudiar árabe y los armarios sin
corbatas no podrán estudiar la lengua de las perchas.
Se promoverá el uso excesivo del dígrafo Ch, predominando en caso de conflicto palabras
como chalchichón, Chinchón, chocholate, Chochabamba etc.
Disposición derogatoria
Quedan derogadas cuantas Constituciones nacionales
prehistóricas o futuras se opongan a lo establecido en esta Constitución.
Disposición final
Esta Constitución entrará en vigor el mismo día de la
publicación de su texto oficial en el BOJA, Boletín oficial de la Junta de
Andrajo.
Por tanto, mando a toda la flora y fauna que pueda
habitar Andrajo, que guarden y hagan guardar esta Constitución como norma
fundamental del Estado.
Sevilla, a cuatro de enero de dos mil quince.
Martín deAndrajosa
Martín de
la Torre Andrajosa
Martín de la Torre