De nuestro viaje a la feria medieval de Silves, tiempo atrás, de cuando eran frecuentes nuestras andanzas por todo tipo de ferias, festivales y escenarios, solo conocíais mi experiencia por tierras portuguesas a través de los "Consejos y andanzas de un filántropo quiromante. 13ª mano". Faltaba la de mi compañera de peripecias.
A continuación transcribo la carta que me arrebató una ráfaga de viento la tormentosa noche en la que, cruzando el Guadiana de vuelta a casa, me hallaba yo leyéndola en la proa del barco.
Hace poco la recuperé del vientre de una lata de atún que despiecé en la almadraba de Barbate, me corté y salió el atún rojo.
Dejé atrás la ciudad de Silves. No sé muy bien el motivo. Tal vez abdupcida por la cegadora luz del Faro, hipnotizada por tanta belleza e incapaz de controlar mis impulsos. Con total descontrol de mi cuerpo y de mi mente. Fuese cual fuese mi intención y mi voluntad mis pasos eran guiados y dirigidos por finísimos hilos de títere. Transportándome hasta un curioso y tenebroso lugar en la ciudad de Évora. De allí anduve hasta la Iglesia de San Francisco. Y una vez dentro caminé sin control hasta su “Capilla de los huesos”.
El asombroso hallazgo me dejó con la boca abierta. Petrificada al verme frente a sus paredes y columnas, rodeada de huesos y cráneos por todas partes. Un gran escalofrío me erizó el bello y congeló la sangre de mis venas. Una imagen que difícilmente ya podré olvidar. Con toda mi atención puesta en aquella macabra pared y el miedo instalado en mis pupilas. Desvié la mirada un instante, al percibir que alguien susurraba algo a mis espaldas. Una niña de unos 11 o 12 años, vestida con ropajes de monaguillo, leía sin cesar una y otra vez la inscripción que había en la entrada de la capilla. Alzaba poco a poco la voz hasta que pude escuchar con nitidez lo que decía: “Nosotros los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos” Me dirigí hacia donde se encontraba aquella niña. Al llegar junto a ella se quedó en silencio mirándome. Estiró su brazo que dejó al descubierto tras la manga roja de su sotanela y a la altura de la cota blanca de encaje tendió ante mí su mano delgada, delgadísima, casi en los huesos. Nos sentamos en el suelo observadas por cientos de cuencas vacías de los cráneos que decoraban la capilla y comencé a enumerar aquellos oficios imposibles que traspasaban sus huesos de leche.
Que actriz vegana, posa tras la alfombra roja de la Gala “Salchichas Oscar Mayer”, junto al lobo de Wall Street (Leon-ardo DiCaprio) y las chicas Almodóvar :Carmen Miura , Loles León y Veronica For qué?
Que antropóloga egipcia usa como logo para su perfil de whatsapp una imagen del municipio de Alco-bendas.
Que herborista del barrio de Salamanca, presume de haber vendido jalea real al príncipe gitano. E infusiones de tomates cherry a Tomatito.
Que dependienta de drogería vende balletas sintéticas amarillas de”“brangelina” como paño de lágrimas para divorciados, por tener unas microfibras muy absorventes.
Que cristalera con osteogenósis, monta su cristalería en Lorca y contrata como dependienta a Ainhoa Arteta.
Que limpiadora purifica el aire del retrete de una carpintería con Ajax pino.
Que sepulturera, dispone de un Osorio en la parte trasera de la fábrica de Willy Wonka, como fosa común para huesitos de chocolate y huesos de San Expedito.
Que cocinera del hipódromo de Delfos, prepara cangrejos de herradura a la fragua con sangre azul encebollada. Para anémicas amazonas que visten polo rosa de Ralph Lauren.
“Esperen huesos, esperen sentados, pues aunque prisa tengáis a los míos seguiréis anhelando”
Ana C
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