martes, 11 de octubre de 2016

Epistolario de una hechicera. 7ª lectura.


No sé si he contado alguna vez que vivo en el año 1840, no del calendario chino, ni del musulmán, sino del mismo calendario gregoriano que el vuestro y, precisamente por eso, se pierden muchas de las cartas que me envían. Tampoco sé si he contado que aparezco en la primera fotografía de la historia, en el daguerrotipo que sirve como fondo de esta página. Un limpiabotas me deja relucientes los mocasines -la columna de texto tapa dicha escena- en el Boulevard du Temple, de Paris. Ciudad a la que acudí para visitar a mi buen amigo Charly Baudelaire, pero esta es otra historia. 
Viajo al siglo XXI solo para asistir a las ferias y mercados medievales y de época. Pero además del desfase temporal existe un desajuste espacial. Sobre mi casa del Castillo de Locubín, en vuestro tiempo, han construidos una casitas pareadas y gran parte de mi correspondencia le llega al nuevo inquilino del espacio que ocupó en el pasado mi residencia. Igualmente, sus epístolas y propagandas me llegan a mí: documentos mecanografiados de banqueros usureros, balances de luminiscencias por corriente alterna o panfletos de pésima tinta roja, donde alguien se autoconvence de no ser tonto, “yo no soy tonto, yo no soy tonto”, pero me da a mí que sí lo es. 

En los próximos días iré publicando las maravillosas cartas que mi compañera de andanzas y peripecias, Ana C, me envió hace tiempo y que he recibido ahora. Empiezo con la trascripción de la que me mandó tras asistir a los estudios de Canal Sur Televisión, del tiempo en que se publicaron los consejos y andanzas nº12.



-Cuando cuente tres abrirás los ojos, Ana – siento un golpecito de mano sobre mi frente
y escucho la voz del mago.
-Un, dos, tres, despierta –una sonora palmada y abro mis ojos.
-Uf ¿Dónde estoy?- mi voz retumba “dramágica”, en el silencio del plató. 
He debido de dormir bastante, pues me ha crecido tres centímetros el bello de las piernas. 
¡Qué “magiadería”! tal vez hubiera sido mejor haber escogido un pantalón, 
como pensé en un principio, en vez de esta pequeña faldita. 
Noto como de mi frente caen gotas de sudor. Y en ella, como si de un tatuaje se tratara, 
se quedan marcadas las líneas de la mano del MagoMigue:

Qué podóloga receta algodón de azúcar para las heridas de un pie diabético;
pastillas Juanolas para Juanetes; crema de noche para el contorno de ojos de gallo;
un libro de geometría para pies planos y cirugía estética para callos.
Qué cordelería fabrica juegos de cuerdas con afiladas espinas de anchoa
(por cortesía de Miguel Angel Revilla) para aceitunas-violás.
Qué oculista recetaría al teniente Colombo parches de nicotina
para el estrabismo y un duro día de trabajo a pacientes con ojo vago.
Qué farmacéutica suministra a una zapatería hilo dental
para tacones de aguja, vertigoheel para tacones de vértigo,
vick inhalador para mocasines y agua de mar isotónica para katiuscas.

Qué buceadora se sumerge en las aguas de la isla de Murano con gafas 
de culo de vaso para ver la gota que lo colmó, agotada su paciencia.
Qué orquesta filarmónica usa manos de violín de Juan Tamariz 
(chian, chian, ñia, ñia…) para su recital en la terminal de Madrid-Barajas.
Qué fotógrafa de la revista “Guillermo Tell” prepara un ebook fotográfico 
de Steve Job disparando con ballesta sobre su primer Apple compiuter.
Qué zapatera arregla viejos verdes Zuecos con remaches de viagra,
babuchas con enjuague bucal para la halitosis del pie
y alpargatas catalanas con aceite de romero en pan tumaca.
Qué ilusionista siembra el siete de trébol en su chistera mágica
para que su conejo de la suerte pueda comer a la carta una semana entera.

¡Abra- cadabra! ¡Hilo o madeja! Si mi mala con-ciencia se aleja, que estos oficios imposibles no tengan trascendencia.

Ana C.

jueves, 25 de agosto de 2016

Consejos y andanzas de un filántropo quiromante. 14ª mano.


¡Cómo son las cosas! Fijaos, hace casi dos meses del concierto de Scorpions en Córdoba y todavía tenía mi camisa de cuero fluorescente, especial de los conciertos, en el maletero del descapotable (mi ropa de diario la lavo más a menudo). Anoche, cuando reuní la suficiente ropa fluorescente para llenar una lavadora (la equipación de baloncesto de Nigeria´96, los chalecos bajo el asiento del copiloto de los tres coches que tengo en el garaje, dos peluches de piolín y una peluca, fluorescente también, del candidato republicano), cuando había echado ya el suavizante Sanny Delay Limón en el cajón de la lavadora, me acordé de la camisa de los conciertos.

¡A lo que iba! Resulta que, en el bolsillo de la camisa había un papel con un texto escrito a lápiz. El sudor había emborronado las letras, pero, más o menos, se entendía. Me pasé toda la noche preguntándome quién ¡¿Quién?! Metería el papel en el bolsillo de mi camisa de cuero fluorescente. Luego soñé con las antiguas andanzas y peripecias del filántropo quiromante y su hechicera compañera, con aquella leyenda que cuenta sus desventuras y buenaventuras a lo largo y ancho de la península. Lo que sigue es la transcripción del texto recogido en dicho papel. Historias y oficios imposibles que me hacen rememorar los episodios de aquellos dos personajes.


Qué arquitecto municipal aprueba la licencia de obras
para el bungaló del pájaro carpintero y la casa cueva del topillo.
Qué marca de aceite de oliva mallorquín se publicita
como “Aceite de Palma virgen extra”.
Qué se podría hacer con leche, cacao, avellanas
y azúcar, que no sea morcilla de Burgos.
Que Yoco Ono instaló internet en el Reino Nazarí de Bob Dilan,
nadie lo duda, pero que Boabdil, el Chico Buarque,
fuese el último rey de Granada, dice muy poco de los Borbón.
Qué matemático alcoholizado se bebe a caño la trigonometría
de los triángulos obtusos, que tienen más graduación que el tequila.
Qué nieto mata a su abuelo para demostrar que la paradoja
del abuelo es falsa, que se puede viajar al pasado con el Imserso.
Que la muerte de Paco de Lucía invalida la teoría de cuerdas
es impepinable, se pongan los teóricos de la física como se pongan.

Qué zumoteca vende la regla de la fresa, la bilis del plátano,
el ácido úrico de la naranja y los glóbulos rojos de la granada.
Qué princesa cansada de buscar un príncipe azul, se resigna a casarse
con un pescado azul, pero no con cualquiera, sino con el emperador
de todos los mares: el pez espada, rey Arturo.
Qué perfumería vende el desodorante que usa el albatros
en sus axilas durante la travesía del Atlántico.
Qué vendedor de tacos no insulta a quienes se marchan
de su chiringuito mejicano sin dejar propina.
Que los kiwis, cuando llegan de Nueva Zelanda, traigan barba de tres días,
es normal, pero que los melocotones sean doncellas de mejillas ruborizadas
como de cuadro rococó, no me entra en mi cabeza de melón.
Qué conquistador español puede negar que a su llegada,
todos los incas padecieron cáncer de Colón.

Qué cantautor de ducha solo ambiciona que le aplaudan
los tapones de los geles de baño y los champús, siempre bajo
la inquietante y perfilada mirada de la silueta de Swarkof.
Qué veterinario estudia la preferencia de las pulgas por viajar
a lomos de los perros salchichas, como los ricos en sus limusinas.
Qué noruego pide asilo político en Mojácar,
huyendo del conflicto causado por la tristeza nórdica.
Qué médico especialista del aparato digestivo tiene el mayor archivo
de retortijones y de psicofonías del mundo de lo oculto.
Qué reduccionista afirma que la Comunidad Económica Europea (Cee),
solo es un pueblo de La Coruña, y que el resto de Europa no es más
que una copa de fútbol, de la que Portugal es vigente campeón.
Qué freidor de pescado gana la medalla de oro
en gimnasia artística, en el aparato de anillas (de calamar),
después de enharinarse bien las manitas de cerdo.



Martín de la Torre



martes, 3 de mayo de 2016

Cambio horario


Un Boeing peina a raya el horizonte 
Una de las alas                     astillada
le hace carreras al cielo
y del motor herido        una bandada de ánsares
                                      migra en formación de estela
             
El Boeing peina la melena pelirroja
             De un bosque post mórtem
y rompe la costilla azul del arco iris
             que tan bellamente
             extinguía el incendio

                  Atribulado 
cansado de crepitar          Un ánsar se ha posado    
                                         en una rama
Picotea las brocas de los espárragos verdes
que cambian de aroma                   y mañana
taladrarán las mirillas de las nuevas estrellas

Trepanado             el cielo
                              convirtió en flauta aquel ataúd
       y el viento            como un gramófono
       reproduce el isobárico silbido    
       tras el que cayó el avión
(en la aguja de vinilo afina su canto un mosquito)                       

El viento capicúa de la palabra radar
        detecta algo al pronunciarse
        Vuelan cenizas en formación de humo 
En la acelerada fosa de un telescopio     En el borde
unos ojos muy lejanos
se han posado                       Solo falta ver

El Boe ha publicado la lista de fallecidos
Todos sabían volar       Como los ángeles

(La publicidad aérea del boletín
Si sueña con volar   Hágase su voluntad
la financia un crematorio de Madrid)

Algo me huele a chamusquina
El Boe ha publicado       que
            las almas huelan a carne quemá
            un disco de amoladora dé la hora      A las dos sean las tres
Durante una hora quien mire por la mirilla
podrá verse      como el cuco del reloj           Solo faltará vivir 



Martín de la Torre


viernes, 12 de febrero de 2016

Diccionario de la lengua Oc


    El abecedario de un compás consta de tres
    letras que forman las nueve palabras
    del diccionario menguante
    del idioma compás
    o lengua Oc
   
coco    Fruta andrajosa  
coso    Plaza redonde se lidian toros
Soco   Campeón de halterofilia del período Jomon
                    Ejercitó sus pupilas por la mirilla solar
                    hasta ondear con una sola la bandera de Japón
Soso   Natural de Pérgamo    gran mosaísta heleno
sos      Señal boluda de socorro por atragantamiento con arroz
oso      Mamífero capicúa
Oc       Lengua romance que cultivaron los trovadores
            del Valle de Arán en época medieval
os        Pronombre del sistema operativo Vosotros
o          contorno del vacío

Una o en lontananza pasa por número 0
y una o en un cordel pasa por u pero no

Dios escribe a los nueve planetas en compás
                                sesea convexidades
                                cecea concavidades
                                En un cuaderno Rubio redacta parábolas:
                               
Un Dogu japonés enamoró a una joven del rococó
               con una caligráfica sonrisa ecuatorial
    Para facilitar el encuentro
    las esquinas flexionadas del museo liberaron sus pupilas 
    Los triángulos se desojaron
    y los ángulos no podridos en luna o coco
         se afiliaron al sindicato de sandías
         o prosperaron en órbita 
         o en escalinata de paralelos 

Si no se equivocan de frío
cuando lleguen al polo
los enamorados
se amarán

Si se equivocan
    plantad una mano y otra en las antípodas
    cuando las raíces se toquen cosed el amor y no antes                                           
          Escrito está en la biblia Rubio de la astronomía



Martín de la Torre