domingo, 12 de julio de 2015

Industria gris


Estaba la luna en la nuca de las montañas
     Tan cerca del cortante filo de las cumbres
     que mis pestañas de mimbre eran
                              peligrosas astilllllllllllas 
                              para la burbuja de jabón calcáreo

Tan cerca que al sentir su tacto de melocotón de Portland
                      
mi estornudo borró la huella del primer hombre
  
Tan cerca que posado en su órbita un búho advirtió a la luna

               Mira la inigualable tristeza de sus ojos
               Ni todo el manganeso de tus canteras
               Ni la palidez de tu semblante

                 

 Vuelve satélite a tu reloj de cielo
 Guarda bajo la cara oculta
                  las esquelas aún frescas de la madrugada
                  Aquí tu muerte no tiene código postal
                  Ni tu desierto riquezas por colonizar



Huye de aquí      le grité
No me ilumines o prenderé con la luz de una vela
     la tela con la que haces de la noche tu bandera

Y desnuda de sol vagarás invisible
     Pendular como una guadaña dormitando
     por los tejados de la ciudad redonda

Huye luna
No sea que mi estornudo vacíe tu carga
y las notas de suicidio 
                  como las alas de los vencejos muertos en la rama
                  vuelen al cielo a estrellar el sufrimiento 


Martín de la Torre